miércoles, 1 de mayo de 2019

Las medidas de Semana Santa


La semana pasada fue corta pero intensa. La publicación de inflación de marzo en 4.7% mensual fue el preludio de anuncios en varios frentes. En lo monetario, se reforzó el sesgo contractivo del programa al congelar piso y techo de la zona de no intervención cambiaria (ZNI) en los niveles actuales hasta fin de año y descartarse la compra de reservas hasta el 30 de junio. En lo que refiere a inflación, se anunció un acuerdo de 60 precios esenciales por 180 días (una especie de Precios Cuidados recargado), mientras que el gobierno nacional no dispondrá nuevos aumentos de electricidad, gas y transporte en lo que resta del año. 
En nuestra opinión, la nueva ronda de apretón monetario no aliviará la volatilidad cambiaria en el corto plazo, aunque obviamente sí reduce la ventana de tiempo necesaria hasta que el BCRA pueda intervenir en el mercado cambiario. Los controles de precios deben ser vistos más como un anuncio electoral que medidas económicas anti inflacionarias, mientras que la pausa en los ajustes de tarifas intenta mitigar la persistencia de la inflación núcleo.
Veamos cada punto:
ü  Programa monetario: se congelaron las ZNI en el nivel actual (piso de 39.75 y techo de 51.45)       hasta fin de año. Además, se confirmó que hasta el 30 de junio aunque se perfore el piso de                 39.75 no se comprarán divisas. La primera implicancia es que continuará la volatilidad en el     mercado cambiario, dado que con incertidumbre política en aumento los US$ 60 millones diarios      de subastas del Tesoro y el pico estacional de oferta de dólares del agro estimados en US$ 75        millones diarios pueden resultar insuficientes para atenuarla. Sin embargo, al reducir la ventana     de volatilidad con el congelamiento de la ZNI se intenta inducir en las expectativas de           depreciación, y a través de ellas, en las expectativas de inflación. “Atarse las manos para no            comprar reservas” sirve para reforzar el compromiso de mantener la base monetaria sin cambios,       aunque la probabilidad de ese escenario luce más bien baja.
ü  Precios esenciales: el impacto material del acuerdo de precios es muy limitado, ya que barre el   2% de los precios de la canasta relevada por el INDEC. Históricamente el control de precios no ha    dado resultado y no hay motivos para creer que esta vez será diferente. Dada la persistencia de la       inflación frente a condiciones monetarias muy restrictivas y la preocupación de los ciudadanos, el anuncio tiene un perfil más bien electoral.
ü  Freno a la suba de tarifas: el Gobierno Nacional no dispondrá de nuevos aumentos de tarifas       de electricidad, gas y transporte público para las familias en lo que resta de año. Los dos        aumentos en electricidad residencial que estaban anunciados para el resto de 2019 serán           absorbidos por el Estado Nacional. El aumento del gas escalonado en tres meses (10% en abril,       9% en mayo y 8% en junio) será el último del año. No habrá más aumentos en colectivos, trenes y    peajes nacionales. Todos estos anuncios corresponden sólo a los tramos que dependen del              Gobierno Nacional, es decir, no involucra a la distribución de gas y electricidad y al transporte    que dependan de provincias o municipios, que es probable registren algunos ajustes.
El gobierno estimó el costo fiscal de todos los anuncios en unos AR$ 9,000 millones, que provendrán de ajustes presupuestarios y mejoras recaudatorias producto de la mayor inflación. En suma, el paquete de medidas muestra al gobierno ocupado en gestionar la coyuntura pero no afecta el fondo de la cuestión: la desconfianza en el corto plazo ante la creciente incertidumbre política.      

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