Brasil ha comenzado a salir de su peor recesión en 100
años. Hay que remontarse a 1914 para encontrar dos
años seguidos con caída de la actividad económica como sucedió en 2015 y 2016.
En los últimos dos años el PBI de Brasil acumuló una caída de 8% y volvió a los
niveles de 2010. Se destruyeron unos 3 millones de empleos, lo que representa un
3% del total.
Estas cifras dan cuenta de la magnitud de la caída
brasileña, pero también del espacio disponible para una esperable recuperación. Este año el PBI crecería 0.7% y el consenso en Brasil espera 2.4%
el año próximo. No obstante, el riesgo de esta proyección es al alza y mes tras
mes esta previsión va aumentando de la mano de datos económicos que vienen
siendo mejores a los anticipados (los más osados ya hablan de un crecimiento
del PBI del 4.0% en 2018).
Estas son muy buenas noticias para la actividad
económica en Argentina, y sobre todo para la industria, uno de los sectores más golpeados el año pasado por la salida del
"cepo", la corrección tarifaria y el fin de las DJAI's.
Cuando las exportaciones a Brasil no crecen, la
industria local es incapaz de expandirse. Por eso es tan importante para la
industria que la demanda brasileña haya comenzado a recuperarse en los últimos
meses. No es casualidad que esto coincida con el
repunte que comenzó a mostrar la actividad industrial argentina hace unos meses,
apuntalado también por el alza de la demanda doméstica en determinados rubros
de peso, como el cemento para la construcción.
Dado que el crecimiento económico argentino comenzó
antes y es más rápido que el brasileño, el déficit comercial bilateral ha
estado aumentado bastante rápido desde fines de 2015, cuando estaba
prácticamente equilibrado, sobre todo por el
aumento de las importaciones de autos, tractores y camiones desde Brasil.
El aumento del déficit comercial se explica mucho más
por las menores ventas de autos a Brasil en un contexto de caída de la demanda
brasileña (se exporta la mitad de autos que en 2011-14),
que por las mayores compras de autos a Brasil
(se importa una cantidad similar que en 2011-13).
El flex automotor (dólar importado por cada dólar
exportado) está actualmente muy cerca del tope de 1.5 acordado con Brasil. Este
déficit es probable que comience a revertirse lentamente de la mano de la
recuperación de la demanda de Brasil y de factores microeconómicos (la
maduración de inversiones que habilitaron la producción de nuevos modelos en
Argentina con demanda en Brasil). El último dato
disponible señala que las ventas de Brasil al mercado interno crecieron 30%
anual.