A pesar del esfuerzo que ha venido haciendo el gobierno
para moderar el gasto público y mejorar las cuentas fiscales, los números en 2017 reflejaron una mejora
en el resultado primario de apenas 0.3 puntos del PBI respecto a 2015. ¿Se
están malgastando los esfuerzos?
Por el lado del gasto, la reparación histórica a jubilados
significó 0.7 puntos del PBI adicionales en seguridad social, mientras que los subsidios
sociales se incrementaron desde 2.1% a 2.5% del PBI. Por
el contrario, los subsidios económicos
cayeron de 3.3% a 2.3% del PBI. Si bien la suba de tarifas acumulada entre
2016 y 2017 trepó a niveles del 250% en el caso del gas y del 500% para la
electricidad, el gasto en subsidios energéticos estuvo presionado por la
devaluación tras la salida del cepo cambiario, que afectó a los precios de la
energía.
Los mayores recortes vinieron por el lado del gasto de
capital, que pasaron del 2.7% al 2.0% del PBI. El recorte
de la obra pública fue muy fuerte en 2016, aunque esto no se vio reflejado en
un ahorro fiscal en aquel año, ya que hubo
que pagar deuda flotante acumulada en 2015 con constructoras y otras empresas,
por cerca de 0.9 puntos del PBI.
La recaudación tributaria de impuestos nacionales se redujo
en 0.4 puntos del PBI entre 2015 y 2017, liderada
principalmente por la menor recaudación
vía impuesto a las ganancias (-0.9 pp.). Este rubro estuvo fuertemente
afectado por la eliminación de las percepciones por compra de dólar turista y
ahorro tras el fin de los controles cambiarios.
Asimismo,
la reducción de las retenciones a exportaciones de soja y sus derivados, junto
con la eliminación de esta alícuota a las exportaciones de otros productos
primarios, mineros e industriales, llevó a que los derechos de exportación evidencien una caída de 0.3 puntos del PBI.
Además, los ingresos extraordinarios
derivados del blanqueo aportaron fondeo extra en 2016 y 2017, y significaron 1.3
y 0.5 puntos del PBI de ingresos adicional, respectivamente.
Sin embargo, los ingresos fiscales del Gobierno Nacional
cayeron bastante más que la recaudación de impuestos nacionales, empujados
por el menor dinamismo de impuestos que no se coparticipan tanto, como las
retenciones. En efecto, los ingresos
cayeron un punto del PBI entre 2015 y 2017, mientras que el gasto primario
registró una caída de 1.2 puntos del PBI. En consecuencia, el déficit primario pasó de 4.1% del PBI a
3.8%, lo que implica una mejora de
sólo 0.3 puntos.
Con lo
analizado hasta ahora, podemos concluir que la política fiscal ha sido efectiva
en reducir el gasto primario a PBI y en moderar levemente la presión tributaria,
pero no ha logrado mejorar significativamente el resultado primario. En este
punto, vale la pena hacer una salvedad:
si medimos el resultado primario devengado (considerando la variación de la
deuda flotante y descontando los ingresos extraordinarios del blanqueo) la mejora en 2017 ascendió a 0.9 puntos del
PBI respecto a 2015. Si bien los frutos del esfuerzo fiscal no están muy a la
vista, empezaron a aparecer y este año se harán aún más visibles cuando se
cumpla la meta fiscal que implica un déficit primario de 2.7% del PBI.