jueves, 9 de agosto de 2018

¿Por qué los esfuerzos fiscales no se tradujeron en los números?


A pesar del esfuerzo que ha venido haciendo el gobierno para moderar el gasto público y mejorar las cuentas fiscales, los números en 2017 reflejaron una mejora en el resultado primario de apenas 0.3 puntos del PBI respecto a 2015. ¿Se están malgastando los esfuerzos?  



Por el lado del gasto, la reparación histórica a jubilados significó 0.7 puntos del PBI adicionales en seguridad social, mientras que los subsidios sociales se incrementaron desde 2.1% a 2.5% del PBI. Por el contrario, los subsidios económicos cayeron de 3.3% a 2.3% del PBI. Si bien la suba de tarifas acumulada entre 2016 y 2017 trepó a niveles del 250% en el caso del gas y del 500% para la electricidad, el gasto en subsidios energéticos estuvo presionado por la devaluación tras la salida del cepo cambiario, que afectó a los precios de la energía.

Los mayores recortes vinieron por el lado del gasto de capital, que pasaron del 2.7% al 2.0% del PBI. El recorte de la obra pública fue muy fuerte en 2016, aunque esto no se vio reflejado en un ahorro fiscal en aquel año, ya que hubo que pagar deuda flotante acumulada en 2015 con constructoras y otras empresas, por cerca de 0.9 puntos del PBI.

La recaudación tributaria de impuestos nacionales se redujo en 0.4 puntos del PBI entre 2015 y 2017, liderada principalmente por la menor recaudación vía impuesto a las ganancias (-0.9 pp.). Este rubro estuvo fuertemente afectado por la eliminación de las percepciones por compra de dólar turista y ahorro tras el fin de los controles cambiarios.

Asimismo, la reducción de las retenciones a exportaciones de soja y sus derivados, junto con la eliminación de esta alícuota a las exportaciones de otros productos primarios, mineros e industriales, llevó a que los derechos de exportación evidencien una caída de 0.3 puntos del PBI. Además, los ingresos extraordinarios derivados del blanqueo aportaron fondeo extra en 2016 y 2017, y significaron 1.3 y 0.5 puntos del PBI de ingresos adicional, respectivamente.

Sin embargo, los ingresos fiscales del Gobierno Nacional cayeron bastante más que la recaudación de impuestos nacionales, empujados por el menor dinamismo de impuestos que no se coparticipan tanto, como las retenciones. En efecto, los ingresos cayeron un punto del PBI entre 2015 y 2017, mientras que el gasto primario registró una caída de 1.2 puntos del PBI. En consecuencia, el déficit primario pasó de 4.1% del PBI a 3.8%, lo que implica una mejora de sólo 0.3 puntos.

Con lo analizado hasta ahora, podemos concluir que la política fiscal ha sido efectiva en reducir el gasto primario a PBI y en moderar levemente la presión tributaria, pero no ha logrado mejorar significativamente el resultado primario. En este punto, vale la pena hacer una salvedad: si medimos el resultado primario devengado (considerando la variación de la deuda flotante y descontando los ingresos extraordinarios del blanqueo) la mejora en 2017 ascendió a 0.9 puntos del PBI respecto a 2015. Si bien los frutos del esfuerzo fiscal no están muy a la vista, empezaron a aparecer y este año se harán aún más visibles cuando se cumpla la meta fiscal que implica un déficit primario de 2.7% del PBI.