El desplome de los activos argentinos y la devaluación
del peso posterior a la sorpresa de las PASO reconfiguraron el escenario de la
economía argentina. A corto plazo, la
tenue recuperación de la actividad y la desaceleración de la inflación
registrada en los últimos meses quedaron interrumpidas.
La inflación se está acelerando y la actividad está
volviendo a caer, pero ¿hasta dónde?.
Antes de las PASO, la inflación mensual prevista hasta fin de año rondaba el
2.3%, lo que era consistente con una inflación anual en torno al 40.5% a fin de
año. Tras el shock cambiario reciente, esperamos
hasta fin de año una inflación mensual promedio en torno al 4.0%, con una
aceleración en agosto y pico en septiembre (en torno al 6%) y gradual
desaceleración posterior. Esto llevaría
la inflación anual a fin de año cerca del 52.5%.
Esta
aceleración de la inflación prevista para los próximos meses surge de
extrapolar la relación histórica de corto plazo entre devaluación e inflación
en Argentina, que ronda el 30%. De ese modo, la devaluación reciente que rondó
el 30% implicaría una aceleración de las inflaciones mensuales promedio
previstas para los próximos cinco meses de unos 9 puntos porcentuales (2.3% vs
4.0%).
En cuanto a la actividad económica, antes de las PASO
preveíamos una caída del PBI en torno al 1.8% en el año, aunque con crecimientos trimestrales en el tercer y cuarto
trimestre respecto al anterior (ajustados por estacionalidad). Ahora esperamos caídas trimestrales
tanto en el tercer como cuarto trimestre, lo que arrojaría así una contracción del PBI cercana al 3.0% en
todo el año. El consumo privado, afectado por la aceleración inflacionaria
de los próximos meses, cerraría el año con una caída anual cercana al 7%, la
mayor desde el año 2002.
Por
supuesto, estas previsiones descuentan que no habrá otro shock cambiario en lo
que resta del año, para lo cual consideramos necesario -entre otras
condiciones- la aprobación del próximo desembolso del FMI correspondiente a la
quinta revisión del acuerdo, con fecha prevista para el 15 de septiembre. Creemos que ese desembolso del FMI tiene
muy buenas chances de materializarse, en tanto la evolución de las cuentas
fiscales se encuentra dentro de los criterios del programa.