La respuesta del Gobierno a la crisis de confianza
desatada tras el resultado electoral y la caída en el valor los activos
argentinos puede agruparse en tres frentes: defender el nuevo rango del tipo de
cambio, compensar a los sectores más expuestos a la aceleración inflacionaria
en curso y mantener vigente el programa con el FMI.
Por el lado cambiario, utilizar todas las herramientas
disponibles para acotar la volatilidad del tipo de cambio dentro del nuevo
rango en que se encuentra tras
el salto del lunes pasado. Esto implica por primera vez en casi un año
intervenciones no esterilizadas en el mercado spot, que refuerzan el sesgo
contractivo del programa monetario del Banco Central, por hasta ahora unos USD
600 millones. Estas intervenciones se suman a la venta de futuros en Rofex y
apuntan a contener el tipo de cambio nominal.
Tanto Sandleris desde el Banco Central, como el nuevo Ministro de
Hacienda Lacunza, e incluso el candidato Alberto Fernández y sus referentes
económicos, fueron todos muy enfáticos en que el actual tipo de cambio resulta
"razonable" e incluso algo superior a su "valor de
equilibrio".
Por el lado fiscal, una serie de compensaciones
orientadas a los sectores más vulnerables. Por un lado, rebaja al 0% del IVA a los alimentos básicos (casi todos
pagaban 21%) y congelamiento de las cuotas hipotecarias UVA, en ambos casos
hasta diciembre, suba del salario mínimo y del mínimo no imponible en Ganancias
(unos AR$ 2,000 pesos por mes para unos 2 millones de trabajadores), recorte de
aportes personales, congelamiento por 90 días a naftas y combustibles, pago
extra para la AUH, bono para fuerzas de seguridad, facilidades tributarias para
las Pymes y aumento del 50% en las cuotas Progresar, entre otras medidas. El
costo fiscal del paquete se estima en unos AR$ 60 mil millones (0.3% del PBI),
que provendrá de una reasignación de partidas presupuestarias, en particular,
de un recorte a los gastos de capital del programa de inversiones prioritarias
(PIP).
Tanto Lacunza como Sandleris destacaron que estas
medidas respetan los parámetros fiscales y monetarios vigentes bajo el actual
acuerdo con el FMI. En este sentido,
el objetivo fue despejar cualquier tipo de duda respecto al próximo desembolso
del FMI, equivalente a unos USD 5,400 millones que se esperan el próximo 15 de
septiembre (y corresponden al trimestre terminado en junio pasado y para el
cual se han cumplido los criterios más importantes). Creemos que el apoyo del FMI mediante dicho desembolso
resulta fundamental para terminar de estabilizar a corto plazo el tipo de
cambio y las principales variables financieras de cara a las elecciones de
octubre. De todos modos, el monitoreo de variables debe
ser diario.
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