Donald
Trump volvió a las andadas y reincidió con su amenaza a China.
El viernes pasado puso sobre la mesa un aumento de aranceles de 10 puntos
porcentuales a partir del 1 de septiembre sobre USD 300 mil millones de
exportaciones chinas a EEUU. China
respondió por primera vez en forma más contundente, dejando depreciar su moneda
1.5% que superó los 7 yuanes por dólar, su menor valor en diez años. Hay que
prestarle atención a esta decisión enérgica de China, ya que es algo nuevo que
hasta ahora no había sucedido en su conflicto comercial con EEUU. Tras esta decisión, Trump continuó y
volvió a denunciar la "manipulación" del yuan.
El
mercado reaccionó rápida y negativamente, con las monedas
emergentes depreciándose más del 1%, las acciones cayendo cerca del 3% y la
Tasa de Treasuries de 10 años marcando niveles de 1.71%, al ponerse los
inversores en modo “risk off”. En nuestra opinión, la jugada a Trump le sirve
en tres frentes simultáneos: China, la Fed y sus votantes. En cuanto al impacto para nuestro país, debemos separar el plano comercial
del financiero, pero de combinarse todas las fuerzas involucradas, cabe esperar
un balance negativo.
Los tres frentes que maneja Trump:
ü Con China: lo que hay detrás de los
conflictos coyunturales con China es en realidad la disputa por la hegemonía
mundial de aquí a 30 años. Se están enfrentando las economías #1 y #2 del
mundo, en parte para determinar las reglas de juego de largo plazo, lo que
involucra tensiones por los derechos de propiedad intelectual, entre otros. El
comercio es simplemente el campo de batalla de disputas más profundas y el
instrumento que Trump tiene más al alcance de su mano. Por ese motivo, no hay
motivos para esperar una solución rápida ni definitiva, sino más bien períodos
de tregua o recalentamiento, de acuerdo a cómo avancen los acontecimientos.
ü Con la Fed: Trump se sintió
defraudado por el recorte de tasas de la Fed la semana pasada. Pretendía dos cosas que no recibió: una baja
de 50 puntos básicos y la confirmación de que el ciclo de tasas en Estados
Unidos había pegado la vuelta. La Fed le dio 25 puntos básicos de recorte y una
declaración de que veían el movimiento como algo de mitad de ciclo. Al remover
el avispero con China, recrudece los riesgos globales y así busca presionar a
la Fed. Una menor actividad global habilita a la Fed a retomar una baja de
tasas en septiembre.
ü Con sus votantes: en la campaña
presidencial, Trump prometió un renacer de la industria y la mejora de los
indicadores de actividad en EEUU con ayuda de políticas proteccionistas. Al
momento de redoblar la apuesta y negociar duro con China, no está haciendo otra
cosa que retener el apoyo de esa parte de la población que lo votó en 2016.
Los efectos para emergentes y para Argentina:
ü En el plano comercial: lo positivo puede venir
con una mayor participación de mercado al abastecer parte de la demanda de
materias primas de China que no podrá vender Estados Unidos de manera directa
ante una escalada de la guerra comercial. No esperamos que los precios de los
bienes agrícolas caigan en este escenario, aunque otras materias primas con
precios más bien cíclicos, como es el caso del petróleo, sí podrían tener una
caída.
ü En el plano financiero: hay dos fuerzas que se
oponen. La baja de tasas de los bonos del Tesoro favorece a los emergentes,
siempre y cuando no se vea más que compensada por una búsqueda de refugio por
parte de los inversores. Ante una situación de pánico global, y donde los inversores
“vuelan a la calidad” como ocurrió en la jornada de hoy, los activos argentinos
están en una clase no favorecida. Por
ende, el efecto de financiero no suma.
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