El acuerdo de asociación
estratégica entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) es mucho más que un
acuerdo comercial. Entre los aspectos positivos, debería impulsar la creación
de comercio, la especialización a mayor escala de ciertos sectores y una mayor integración
de las empresas locales a cadenas globales de valor. El acceso a insumos más
baratos es otro beneficio importante y sería inmediato. Esto favorece las exportaciones.
Para ello es clave la mejora
que implica para el marco institucional vigente, en tanto el acuerdo promueve
una mayor armonización regulatoria, un aspecto hasta ahora deficiente del
Mercosur, que muchas veces frena el comercio y las inversiones. Esto debería
impulsar la integración, la llegada de inversiones y la transferencia tecnológica,
elevando la productividad y el crecimiento.
El acuerdo también es una
oportunidad para que el Mercosur salga de su largo letargo. Si finalmente entra
en vigencia, también es positivo porque será gravitante para que el Congreso
ponga en marcha las reformas que el país necesita para modernizar su sistema
tributario y laboral, a efectos de ponerlo en mejores condiciones de competir
internacionalmente. Es decir, el acuerdo actúa como mecanismo de compromiso con
las reformas económicas pendientes.
Entre los aspectos negativos, el
acuerdo presenta riesgos de captura regulatoria por parte de la UE y le plantea
a determinados sectores productivos un desafío competitivo enorme -a mediano
plazo, en tanto la desgravación arancelaria tomaría varios años-, y
probablemente insalvable en algunos casos, con amenazas evidentes para los
sectores industriales más protegidos, que es bastante probable sean quienes
planteen la mayor resistencia. El acuerdo como mínimo recién podría entrar en
vigencia en dos años, y antes debe ser ratificado por el parlamento europeo,
los congresos de los países del Mercosur y los parlamentos nacionales de los
países de la UE.
¿Qué establece el acuerdo en materia comercial? La UE ofrece la liberalización completa e inmediata de aranceles para el
80% de las exportaciones industriales del Mercosur, mientras que el Mercosur
obtiene plazos amplios de hasta 15 años para liberalizar sectores sensibles en
forma gradual (por ejemplo, 7 años para eliminar las tarifas en autos, 10 para la
mayoría). En cuanto a los bienes agrícolas, la UE elimina los aranceles para el
82% de los productos, en tanto que para el 18% restante hará cuotas o
preferencias fijas. Sólo se excluyen 100 productos.
¿Qué implica el acuerdo en otras materias? El acuerdo elimina las barreras no arancelarias, uno de los principales
motivos que desalienta el comercio, incluso más que los aranceles en muchas
ocasiones. Esta armonización regulatoria da previsibilidad y transparencia y debería
favorecer el comercio y las inversiones. El acuerdo además contempla beneficios
específicos para las PyMEs, lo que es relevante ya que el 92% de empresas industriales
que exportan son PyMEs.
¿Quiénes son los ganadores y perdedores? Los ganadores en principio son sectores industriales de la UE y agroindustriales
del Mercosur. Pero la lectura no debe ser tan lineal, ya que algunos industriales,
como pickups, biodiesel, etc., es probable salgan beneficiados. Los servicios también
serían favorecidos, por su potencial competitivo. La UE es el primer importador
mundial de servicios por más de € 700 mil millones anuales, en tanto Argentina
es un exportador competitivo (un tercio de los servicios van justamente a la
UE). Entre los perdedores, en principio aparecen los agricultores europeos y
los sectores más protegidos del Mercosur. Entre los sectores industriales
locales, el sector automotriz y autopartes, químico, farmacéutico y textil,
entre otros, estarán expuestos a una mayor presión competitiva. Lo bueno es que
el plazo de adaptación a la nueva estructura arancelaria y regulatoria es de
varios años.
¿Cuál es el nivel de integración entre las partes? La UE es el primer inversor y socio comercial del Mercosur. Las
exportaciones de bienes de la UE al Mercosur sumaron € 45 mil millones en 2018,
las importaciones casi el mismo valor (€43 mil millones). En cuanto a
servicios, la UE exporta el doble de lo que importa desde el Mercosur: € 23 mil
millones, contra € 11 mil millones. Además, la UE es el mayor inversor
extranjero del Mercosur, con un stock de € 381 mil millones, mientras que el
stock de inversiones del Mercosur en la UE alcanza € 52 mil millones. A pesar
de lo sustancial de la relación, tanto exportadores como potenciales inversores
encuentran barreras al ingreso a los mercados del Mercosur. Argentina solo
participa del 2% de la IED de la UE, siendo la UE el primer inversor mundial con
un stock mayor al 30% mundial.