El triunfo de Bolsonaro en Brasil parece plantearle
una disyuntiva al Mercosur a mediano plazo. O bien sale de su largo letargo y
acuerda una rebaja sustancial de su arancel externo común a bien de facilitar
la firma de acuerdos comerciales con otros países o zonas económicas, lo que a
nuestro entender sería la mejor opción para todos los miembros aunque la más
difícil de coordinar, o abandona para siempre su pretensión de constituir un
mercado común para así adoptar definitivamente la menos ambiciosa figura de una
zona de libre comercio. Esto último le permitiría a los países
recuperar el manejo de sus aranceles para así poder establecer acuerdos
comerciales con terceras partes unilateralmente sin contar con la necesidad de
contar con el visto bueno del resto de los miembros como sucede actualmente. Pero
no hace falta romper la unión aduanera para abrir el comercio regional al resto
del mundo.
En la actualidad el Mercosur es una unión aduanera,
aunque bastante imperfecta. Se encuentra a mitad de
camino entre ambos estadíos de integración, "es más" que una zona de
libre comercio, aunque "es menos" que un mercado común. Su código
aduanero se aprobó en 2010, aunque recién entrará en vigencia cuando lo adopten
los cinco miembros (Argentina, Brazil, Uruguay, Paraguay y Venezuela). Ya
pasaron ocho años y sólo lo han ratificado los Congresos de Argentina y Brasil.
Esta situación es apenas un reflejo de una larga
parálisis en el proceso de integración entre los países miembros, por un lado,
y con terceras partes, por el otro. El primero se refleja en la pérdida de
importancia relativa del Mercosur en el total del comercio de sus países
miembros, que pasó de representar el 25% en 1998 a casi el 10% actual. Este año
Argentina le va a exportar a Brasil US$ 11 mil millones, unos US$ 7 mil
millones menos que hace cinco años. El segundo en la falta de acuerdos con
economías importantes. Las negociaciones Mercosur-UE llevan 20 años y nada
indica un acuerdo inminente. Los acercamientos de Uruguay con EEUU o China
fueron siempre boicoteados por el bloque. En el mundo cada país participa
-en promedio- en catorce acuerdos de libre comercio. Argentina y Brasil solo
han suscrito uno pleno -el Mercosur- y apenas cinco parciales. Argentina
tiene acuerdos con el 9% del comercio mundial, mientras que Chile tiene
acuerdos con el 88% del comercio mundial.
Otro rasgo del Mercosur son las fuertes barreras a la
entrada de productos de terceros países. Esto se refleja no solo en
una elevada protección extra-zona con aranceles de los más altos del mundo (14%
en promedio, frente a 2% o 3% en otras zonas), sino también en restricciones
para-arancelarias como licencias no automáticas y un entorno regulatorio que
resulta restrictivo al comercio.
Para Argentina puntualmente un aspecto que resulta
controversial es el crónico déficit bilateral con Brasil. Más allá
de los vaivenes en el crecimiento de cada país, Argentina en los últimos 15
años acumuló un déficit bilateral con Brasil de US$ 53 mil millones. Este
año y a pesar de la recesión en Argentina el déficit ascenderá a US$ 5 mil
millones. Se origina mayormente en el sector automotriz, cuyo acuerdo sectorial
es anterior al Mercosur.
En síntesis, el Mercosur requiere un replanteo general
y el cambio de Gobierno en Brasil es una oportunidad para encontrar una
convergencia de intereses para liderar una transformación del bloque,
lo que supone un entendimiento estratégico entre los países. Abandonar la unión
aduanera para convertirla en una zona de libre comercio no parece a priori la
mejor opción, sobre todo cuando se perdería la posibilidad de negociar en
bloque con otras zonas y no está tan claro cuánto de la baja inserción regional
y global obedece a obstáculos del Mercosur per se.
No obstante, ir hacia una mayor flexibilización dentro
de la actual unión aduanera parece ser la única alternativa posible para su
subsistencia a mediano plazo, lo que va de la mano de una
reducción del arancel externo común y algunas "libertades institucionalizadas"
para permitirle a los miembros bajo condiciones específicas la negociación de
acuerdos de libre comercio por fuera del Mercosur.