lunes, 25 de febrero de 2019

Los ajustes tarifarios pendientes antes de las PASO


El calendario electoral marca al 11 de agosto con las primarias o PASO como la línea de largada en la carrera presidencial. Hasta entonces se esperan varios aumentos de tarifas, sobre todo en el área metropolitana, que se suman a los ya realizados en enero. Los ajustes que se esperan entre febrero y agosto inclusive tendrán un efecto directo sobre la inflación nacional que rondará los 3.3 puntos porcentuales, si se consideran la luz, el agua, el gas, el colectivo, la medicina prepaga y la telefonía móvil. La mayor parte se concentra en febrero, marzo y abril, con una incidencia que ronda 1 punto por mes.
Si solamente se consideran los servicios públicos (luz, agua, gas y colectivos) la incidencia de aquí a agosto rondará los 3.0 puntos porcentuales. Es un impulso de las tarifas a la inflación general similar al de otros años como 2016 y 2017. Si bien en aquellos años los ajustes tarifarios fueron mucho mayores en porcentaje -superiores al 200% anual-, el peso de los servicios en el gasto o en la canasta del IPC era menor en aquel entonces y por ende se atenuaba el efecto final o la incidencia sobre la inflación general. Hoy los aumentos porcentuales son menores que en aquellos años pero se potencian porque los precios relativos de los servicios públicos son mayores. Ya representan el 10% del gasto de los hogares, frente al 3% en 2015.
No obstante, es probable que haya más ajustes tarifarios a los ya anunciados, sobre todo hacia fin de año y después de las elecciones. A su vez, hasta ahora se dio a conocer solo un aumento del 5% en febrero a la medicina prepaga, pero seguramente se darán a conocer nuevos ajustes en los próximos meses. La medicina prepaga tiene un mayor peso en el AMBA que en el resto del país.
Los ajustes de tarifas de febrero -electricidad, colectivo y prepagas- tendrán una incidencia directa cercana a 1.0 punto porcentual sobre la inflación nacional, los ajustes de marzo -electricidad, colectivo y celulares- de 0.8 puntos y los de marzo -gas- de 1.0 punto. Los ajustes de enero -agua y colectivo- tuvieron una incidencia directa cercana a 0.6 puntos. Cabe destacar que la incidencia directa no contempla potenciales efectos de segunda ronda sobre el resto de los precios de la economía. La inflación mensual, que en enero fue de 2.9% y mayor a la esperada, creemos que seguirá siendo alta en los próximos meses, en torno al 3% mensual.

miércoles, 20 de febrero de 2019

La tasa de Leliq está abriendo el paracaídas


La baja de tasas de Leliq ha sido muy pronunciada en 2019 y acumula más de 14 puntos porcentuales desde 59.4% a 45.2% aproximadamente.  Ese movimiento inesperado se dio sin grandes cimbronazos en el tipo de cambio, lo que habla implícitamente de que había algún “sobrante” de tasas y esperamos que la velocidad de la baja se modere.  En la actual combinación de tasa de interés y tipo de cambio creemos que lo más probable es que la tasa de Leliq baje lentamente hasta converger a niveles de 38% para fin de año y no descartamos que pueda volver la volatilidad en ese sendero.
En un esquema de control de agregados la tasa de interés es endógena, es decir, no puede ser controlada por el Banco Central.  Sin embargo, el Banco Central puede “presionar” la baja de tasas en el corto plazo.  Los factores que explican la aceleración en la baja de tasas, tanto por motivos endógenos como por la “ayuda” del Banco Central son:

Escenario internacional
ü  El mayor apetito de riesgo de los inversores globales a comienzo del año fortaleció a las monedas emergentes, especialmente al Real.  Ese factor permitió que el tipo de cambio se ubicara por debajo de la zona de no intervención y el Banco Central optó por comprar reservas y expandir base.  Una mayor base monetaria implica un menor monto de subasta de Leliq, lo que permite al Banco Central acelerar la baja de tasas “dejando afuera” de Leliqs a los bancos por unos días hasta disciplinarlos en un nivel de tasas menor cuando el exceso de liquidez los afecta. 

Escenario Local
ü  Algunos bancos de segundo piso “alquilaron” su balance para dar acceso a inversores del exterior a notas estructuradas ligadas a las Leliq.  Para replicar el rendimiento de las notas esos bancos tenían una posición en Leliqs que no estaba sustentada en depósitos locales, sino que se trataba más bien de un carry trade.  Este efecto no tenía materialidad sistémica y ya fue corregido recientemente por la Comunicación A 6647.
ü  Los bancos permanecen con un nivel de liquidez muy alto, mayor al 54% de los depósitos.  Esta liquidez excedente se explica por la retracción del crédito y por el crecimiento de los depósitos a plazo.  No vemos un rebote del crédito a corto plazo, pero la baja de tasas de Leliq está arrastrando a la badlar y la TM20, por lo que el crecimiento de depósitos en pesos va a moderarse, especialmente cuando nos acerquemos al calendario electoral aumentará la dolarización de carteras.
ü  El mecanismo de licitación de Leliqs del Banco Central en la segunda mitad de enero sufrió un cambio.  El Banco Central pasó a adjudicar el monto exacto que indicaba en el llamado a licitación (antes era un monto variable), dejando afuera a los bancos que se vieron forzados a colocar la liquidez extra en pases pasivos a una tasa menor.  Con este antecedente, los bancos se pusieron mucho más agresivos al momento de licitar y aceptaron tasas más bajas. 

En conclusión, la tasa de Leliq pudo bajar tan rápidamente porque estaba en niveles muy elevados y por una serie de factores que no continuarán presentes (Carry trade de Leliq intermediado por algunos bancos, crecimiento agresivo de depósitos a plazo, decisión del Banco Central de “apurar” la baja de tasas).  A futuro, el resto de los factores mencionados (crédito al sector privado planchado, viento de cola internacional) contribuirán a una baja de tasas más lenta, y a medida en que el escenario doméstico se enrarezca es probable que veamos una mayor volatilidad, tanto en tasas como en tipo de cambio. 

lunes, 11 de febrero de 2019

Tres desafíos para las finanzas provinciales


A pesar de haber sido un año muy difícil, la mayoría de las provincias mejoraron sus resultados fiscales en 2018. Más aún, casi todas exhibieron superávit primario y muchas superávit fiscal. A nivel consolidado las provincias cerraron el año 2018 con superávit primario, algo que no ocurría desde 2014. Habrá que esperar las cifras definitivas para saber si a nivel consolidado finalmente hubo o no un pequeño déficit fiscal.
Hay sobre todo dos factores que explican la mejora de las finanzas provinciales en 2018. El primero factor fue una importante caída del gasto salarial en términos reales. Cayó en 20 de las 24 jurisdicciones. A nivel consolidado, se contrajo 5.6% en términos reales. En promedio, los salarios representan el 45% del gasto total en las provincias. El segundo factor fue el Pacto Fiscal, que implica un tope al crecimiento del gasto y el empleo público y que en el año 2018 derivó en un fuerte aumento de las transferencias de origen nacional, sobre todo de las automáticas y hacia la Provincia de Buenos Aires y CABA.
Pero no va a ser fácil que las finanzas provinciales vuelvan a mejorar este año. En primer lugar, porque cabe esperar una recomposición del salario real, más aún en un año electoral. En segundo lugar, porque entra en vigencia la rebaja de Ingresos Brutos sellada en el Pacto Fiscal. Esto implica que muchas provincias, que en 2018 incluso elevaron la alícuota de IIBB para muchas actividades como comercio y construcción, deberán readecuarlas realizando importantes recortes. En tercer lugar, porque este año no se va a repetir el enorme aumento en las transferencias de origen nacional que se dio el año pasado. Tres desafíos para las finanzas provinciales.


lunes, 4 de febrero de 2019

Algunas claves para leer mejor los números de actividad económica


La evaluación de los números de actividad económica en 2018 y 2019 requiere de cierto cuidado por dos aspectos. El primero es la fuerte sequía que afectó a la actividad agrícola, sobre todo en el segundo trimestre del año pasado. Al excluirse el sector agrícola, la caída del PBI el año pasado fue lógicamente algo menor. El segundo aspecto es el fuerte efecto arrastre negativo que dejó para este año la importante caída que sufrió la actividad a partir del segundo trimestre producto de la crisis cambiaria, sobre todo al excluirse al sector agrícola, que comenzó a recuperarse con vigor justamente a partir del tercer trimestre del año pasado.
Es importante aislar estos efectos para hacer una buena lectura de lo que dejó el 2018 y sus implicancias de cara al 2019 que comienza. Veamos:
- El PBI en 2018 cayó alrededor de 2.0%. Excluyendo al sector agrícola, la caída fue de 1.4%. No obstante, la evolución trimestral fue bastante diferente según se incluya o no al sector agrícola, que cayó muy fuerte en el segundo trimestre y se recuperó desde entonces. El PBI sin agro en los últimos tres trimestres se contrajo en forma bastante constante y a una velocidad trimestral promedio de 2.5%.
- El arrastre estadístico que dejó el cierre de 2018 para el 2019 es muy negativo al rondar los -3.8 puntos porcentuales. Esto significa que si la actividad económica se mantiene estable este año al mismo nivel que en diciembre de 2018 el PBI caería 3.8% en 2019. Si se excluye el agro, el arrastre es aún más negativo y ronda los -4.3 puntos.
- A lo largo de 2019 esperamos una tenue recuperación de la actividad agrícola y no agrícola. No obstante, producto de los fuertemente negativos arrastres estadísticos, el PBI caería 1.0% en 2019 y el PBI sin agro caería 2.2%. 
- Algo similar ocurre con el consumo privado por el lado de la demanda. Si bien esperamos una muy tenue recuperación del salario real y del consumo a lo largo de este año, el arrastre negativo implica que el consumo privado caería en torno a 3.0% este año, tras una caída cercana al 1.5% en 2018. Buena parte de la recuperación de este año estará motorizada por las exportaciones.