jueves, 23 de noviembre de 2017

¿Por qué es importante modificar la Ley de Movilidad Jubilatoria?

El déficit del sistema previsional actualmente ronda el 2.5% del PBI. Es decir, representa gran parte del déficit fiscal. Sin mediar cambios ni reformas, el déficit previsional en los próximos años tenderá a crecer, presionando sobre el resto de las cuentas fiscales.

Son varias las razones. En primer lugar, ANSES le seguirá devolviendo lentamente una parte de sus ingresos a las provincias. Además, la cantidad de jubilados seguirá creciendo más rápido que la población en condiciones de trabajar. Por último, y especialmente, las jubilaciones seguirán creciendo en términos reales, de la mano del aún en marcha Programa de Reparación Histórica y del crecimiento económico.

Detrás de este último punto, se encuentra la Ley de Movilidad Jubilatoria y que estipula que todas las prestaciones del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) ajusten sus beneficios a partir de un promedio entre: 1) las variaciones en los recursos tributarios del SIPA y 2) la mayor variación que arrojen dos índices de salarios (salarios generales del INDEC o el RIPTE de los aportantes al SIPA). Tanto 1) como 2) suelen crecer unos puntos por encima de la inflación, sobre todo cuando los salarios reales y el empleo crecen.

Los haberes jubilatorios en otros países del mundo se ajustan según la inflación. Aquí se recayó en esta excentricidad porque cuando se promulgó la Ley, a fines de 2008, el IPC oficial ya estaba siendo manipulado y arrojaba variaciones muy inferiores a la inflación verdadera. 
La actual Ley de Movilidad Jubilatoria es una fuente de presión sobre las cuentas fiscales y las necesidades de financiamiento. El costo fiscal de esta fórmula de ajuste es cercano a 0.2% del PBI este año, en tanto las jubilaciones por la Ley de Movilidad crecerán cerca del 29% anual en promedio en 2017 (frente a una inflación promedio de 26%). Mientras no se cambie la fórmula, el nuevo ajuste se hará sobre una base que ya incluye ese costo, con lo cual su tamaño irá creciendo en el tiempo.

Esta discusión se da en el contexto de un sistema previsional que tiene un déficit estructural. Los aportes y contribuciones (6% del PBI) están lejos de poder financiar las jubilaciones y pensiones (9% del PBI) en Argentina. Si bien ANSES además recibe una parte de los impuestos nacionales, también debe ocuparse de la asistencia social, mediante asignaciones familiares, universales por hijo, pensiones no contributivas, etc. Con todo, ANSES este año tendrá un déficit cercano a 2.5% del PBI, que es cubierto con aportes del Tesoro. El déficit primario del Gobierno Nacional, cercano a 4.0% del PBI este año, es entonces en gran medida el déficit del sistema previsional.  

El déficit estructural del sistema previsional argentino obedece a múltiples factores, aunque varios se resumen en el ratio de cobertura de trabajadores o asalariados aportantes al sistema (9.4 millones) en relación a los jubilados y pensionados o beneficiarios del sistema (6.7 millones). Esta relación es de 1.4 y sustancialmente inferior a otros países. En EEUU, por ejemplo, es cercana a 3.0, mientras que en Brasil, que ya está discutiendo su reforma previsional, es de 1.8.

Para que el sistema previsional argentino pueda estar más o menos equilibrado, esta relación debería ser al menos cercana a 2.0, lo que implicaría incluir a unos 4 millones de trabajadores como aportantes al sistema. Para dimensionar la magnitud del desafío, esto equivaldría a eliminar toda la informalidad laboral de un plumazo. 

martes, 14 de noviembre de 2017

Hacia un sistema tributario más normal

La presión tributaria de Argentina es de las más altas del mundo y está basada en un gran número de impuestos que desincentivan la producción, el empleo y un mayor uso de cuentas bancarias.
El sistema tributario argentino tiene un diseño muy diferente al resto de los países. Tiene una relativamente baja incidencia de impuestos directos o "progresivos" que gravan los ingresos o la propiedad de las personas, como Ganancias o Inmobiliario, y una muy alta incidencia de impuestos indirectos que gravan la venta o el consumo final de bienes y servicios, como IVA o Ingresos Brutos.
Además, es alta la incidencia de impuestos distorsivos, que afectan la asignación de recursos y erosionan la competitividad, como el Impuesto al Cheque, a los Ingresos Brutos, a las Exportaciones o a la Inflación (aunque estos últimos dos en franca declinación). Por último, los denominados "impuestos al trabajo", que financian al sistema de seguridad social, también tienen un peso importante, en tanto en el caso argentino el sistema es público y de reparto, lo que no sucede en todos los países.
La reforma tributaria que anunció el Gobierno pretende que el sistema argentino sea más parecido al del resto del mundo. Los principales cambios implican bajar la presión impositiva a las empresas para favorecer la inversión y aumentar la presión a los individuos, buscando elevar la incidencia de impuestos más progresivos. En Argentina las empresas pagan por Ganancias (3.3% del PBI) un poco más que en el promedio de los países de OECD (3.1%), pero los individuos pagan (2.2% del PBI) sustancialmente menos que en OECD (9.2%).
Para las empresas, se plantea la posibilidad de tomar a cuenta de ganancias al menos parte del impuesto al cheque, una rebaja de los aportes patronales para salarios menores a 12 mil pesos y sobre todo una rebaja en Ganancias de 35% a 25% de manera gradual y en un plazo de 4 años, si las utilidades son reinvertidas.
Lo más discutido hasta ahora es un nuevo impuesto a la renta financiera para individuos. Si bien este tipo de impuesto existe en la mayor parte de los países, en Argentina es particularmente controvertido debido a que la tasa de inflación es alta, con lo cual gran parte del interés en pesos no es "renta" sino que es una compensación por la depreciación de la moneda y que busca preservar valor del capital. Esa compensación no debería estar gravada.
Por otro lado, sería deseable que su diseño minimice el impacto sobre los instrumentos de ahorro de más largo plazo. Por último, la recaudación de este impuesto, que en términos relativos no será significativa por ahora, probablemente sea coparticipada y por ello parece ser la carta del Gobierno en el Congreso para negociar con las provincias una rebaja del impuesto a los ingresos brutos.
No obstante, resta todavía la definición en el Congreso.


jueves, 2 de noviembre de 2017

Un resultado electoral que marca definitivamente el inicio de una nueva era

Tras un cierre de campaña muy atípico, los argentinos votaron a legisladores nacionales y provinciales. Los resultados arrojaron un amplio triunfo del oficialismo. A diferencia de las PASO, esta vez las consultoras especializadas en sondeos políticos acertaron en sus pronósticos.
Cambiemos no sólo se impuso en la provincia de Buenos Aires, sino que ganó en 13 provincias y se anotó los 5 distritos más poblados (Provincia y Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza). A nivel nacional, recibió 40.9% de los votos y amplió su base electoral casi cinco puntos respecto a las PASO en agosto. Fue la mejor elección legislativa para un oficialismo desde 1985.

Con estos resultados, Cambiemos sumó 21 bancas en Diputados y continuará siendo la primera minoría con 107 legisladores propios, sobre un quórum de 129. En el Senado, el oficialismo se convirtió en la primera minoría, tras sumar 9 bancas y quedar con 24, sobre un total de 72.
En ambos casos, Cambiemos no tendrá quórum propio y deberá mantener la estrategia basada en la negociación y en la búsqueda de alianzas para lograr el apoyo en cada proyecto de ley. La agenda de reformas es desafiante y abarca aspectos impositivos, laborales, previsionales, de apertura comercial y mercado de capitales, entre otros.
 


La reacción del mercado no se hizo esperar. Si bien se descontaba una buena performance del oficialismo, las expectativas de los inversores se quedaron un poco cortas, tras el aumento de la incertidumbre sobre el cierre de campaña. Así, durante la rueda de mercado de hoy el riesgo país volvía a marcar los niveles mínimos desde el año 2007 y el Peso se mantenía estable luego de un rally de un 1% contra el dólar.  La bolsa se anotaba nuevos máximos. 

A mediano plazo, el resultado de las elecciones de medio término despejan las dudas respecto a la gobernabilidad y aumentan considerablemente las chances de una re-elección de Macri o de Cambiemos en la próxima elección presidencial de 2019, lo que aporta un horizonte de más largo plazo para proyectar cualquier inversión.

Sin embargo, no hay que perder la perspectiva. Los desafíos económicos por delante siguen siendo importantes, aún cuando el mercado pueda descontar su resolución y pecar por exceso de euforia. En efecto, tanto el mercado local como el internacional parecen encontrarse "priceados a la perfección" y cualquier sorpresa aquí o en el extranjero puede gatillar una corrección.