lunes, 23 de abril de 2018

Las metas de inflación en Chile y Colombia


Las experiencias de Chile y Colombia son interesantes en materia de adopción e implementación del régimen de Metas de Inflación. Comparten varios rasgos en común, aunque por supuesto también hay matices y algunas diferencias según el caso.
- Las metas de inflación en estos países por primera vez se anunciaron a principios de los años noventa y formaban parte de un régimen algo más amplio, donde la meta era un objetivo aunque no exclusivo y en el marco de un conjunto de instrumentos, que involucraban además al tipo de cambio y los agregados monetarios. Por ejemplo, Chile junto a la meta anunciaba un rango para el tipo de cambio y el déficit externo de cuenta corriente, mientras que Colombia realizaba una política directa de control de agregados monetarios.
- En esta fase inicial que tomó unos diez años, el Banco Central preservaba en forma explícita la facultad de intervenir en el mercado cambiario, mientras se mantenían controles para desalentar el ingreso de capitales de corto plazo, en tanto ambas economías mostraban persistentes déficit externos. Estos controles se abandonaron hacia fines de la década, al mismo tiempo que el tipo de cambio comenzó a flotar completamente libre. No obstante, persisten diferencias en cuanto a la flexibilidad del tipo de cambio y la respuesta de la tasa de interés como instrumento de política. 
- Aún se discute en qué año estos países adoptaron el régimen de metas de inflación. Los Bancos Centrales consideran el principio de los noventa cuando se anunciaron las metas por primera vez, tras establecerse la independencia del Banco Central y cuando la inflación anual rondaba el 25% anual. No obstante, existe cierto consenso en señalar que el régimen formalmente se adoptó a fines de la década y cuando la inflación anual era menor a un dígito.
- Hubo una importante apreciación real al comienzo de estas experiencias. Es decir, inicialmente el tipo de cambio tuvo un rol preponderante como ancla nominal. Con el paso de los años y el avance de la desinflación, los tipos de cambio fueron ganando grados de libertad y el traslado de la depreciación a la inflación perdiendo importancia.
- Las cuentas fiscales estaban bastante ordenadas al comienzo de estas experiencias, incluyendo los precios relativos de los servicios públicos.
- Si bien las metas no se cumplieron en varias ocasiones, sobre todo en los primeros años, los desvíos entre la meta y la inflación nunca fueron mayores a 5 puntos porcentuales. 



- Las economías en general crecieron sostenidamente durante la desinflación (con la excepción de la crisis financiera que sufrió Colombia en 1998). Estas dos experiencias de desinflación fueron relativamente lentas comparadas con otros casos. 
- Los agregados monetarios, ya sea la base monetaria o los más amplios como el M3, crecieron sistemáticamente por encima de la tasa de inflación, tanto durante el período de desinflación como luego de haberse alcanzado una baja inflación. Es decir, la economía se monetizó fuertemente vis a vis la reducción de la inflación.
- Los pasivos no monetarios (análogos a las Lebacs) eran abundantes al comienzo de estas experiencias y no fueron un problema para la desinflación ni la estabilidad financiera. En el caso de Chile, por ejemplo, estos pasivos representaban casi 10 veces la base monetaria (esta relación es cercana a uno en el caso argentino actual), y fueron disminuyendo con el paso de los años.
- Los dos países aprovecharon hábilmente determinadas circunstancias para acelerar el proceso de desinflación. Chile se apoyó en las mejoras de los precios de exportación y de productividad derivadas de las reformas estructurales para sostener el anclaje cambiario inicial. Colombia tuvo una crisis financiera y una fuerte recesión a fines de los noventa que le permitió bajar su tasa de inflación a un digito y en forma sustancial desde entonces. 
- Ambos países al comienzo de estas experiencias contaban con mecanismos de indexación institucionalizados y bastante generalizados (UF en Chile y UPAC en Colombia). Esta indexación abarcaba a las negociaciones salariales y limitaba la velocidad de la desinflación, ya que una baja muy rápida de la inflación hubiese generado un muy fuerte aumento de los salarios reales, lo que atentaría contra la sostenibilidad de la desinflación. 

jueves, 12 de abril de 2018

La IED está creciendo, pero falta mucho todavía


La Inversión Extranjera Directa (IED) se ubicó en torno a los USD 12 mil millones el año pasado, representando el 1.9% del PBI. Si bien mostró un fuerte aumento respecto a 2016, fue bastante similar a la registrada durante los años previos al "cepo cambiario". En este sentido, la IED todavía no muestra un cambio sustancial respecto a la década anterior.

Este debe ser el año que marque el despegue de la IED en Argentina. Somos moderadamente optimistas y esperamos un lento pero sostenido crecimiento de la IED en los próximos años, a razón de unos USD 5 mil millones adicionales por año. En este sentido, para este año esperamos flujos de IED por unos USD 17 mil millones o 2.6% del PBI.

En 2017 los flujos de IED aumentaron significativamente respecto al año anterior, cuando habían rondado los USD 3 mil millones, aunque la comparación con 2016 es engañosa, ya que en aquel año los flujos estuvieron afectados por la normalización del acceso al mercado cambiario, lo que generó importantes cancelaciones de pasivos, tanto mediante instrumentos de deuda como por utilidades no distribuidas, que se habían estado acumulando entre 2012 y 2015.

Por esa misma razón, los flujos de IED tampoco deberían ser comparados con los vigentes durante los años del "cepo cambiario". Si excluimos el período 2012-16 por estos motivos, los flujos de IED del año 2017 fueron apenas superiores al período 2010-11 previo al "cepo". La IED creció, pero todavía no es nada espectacular ni sustancialmente diferente a los años anteriores, y sigue aún muy por debajo del promedio de la región como porcentaje del PBI.




Es importante aumentar los flujos de IED para reducir la vulnerabilidad externa. En este sentido, la economía argentina debe parecerse más a sus vecinos regionales, que financian la mayor parte de sus déficit externos con IED. Las oportunidades son grandes, en tanto Argentina ha estado muy desconectada de los flujos de IED por muchos años. El stock acumulado de IED en relación al PBI es por mucho el más bajo de la región.

En Argentina la IED se concentra sobre todo en los sectores de Alimentos y Bebidas, Químicos-Laboratorios y Plásticos, Petróleo y Gas, Minería, Bancos, Comercio-Retail y Automotriz. Por último, cabe destacar que los desembolsos "cash" de IED que se reportan en el mercado cambiario y que habitualmente son informados por la prensa económica son apenas una pequeña parte de los flujos de IED, que muchas veces toman otra forma, como la reinversión de utilidades u otro tipo de operaciones que no son cursadas por el mercado cambiario.