El déficit primario
consistente con la definición del acuerdo con el FMI se ubicó apenas por debajo
del 2.7% del PBI y el gobierno cumplió
con su objetivo fiscal en 2018. Pero la
meta de déficit primario cero para este año luce mucho más desafiante: si
bien el gasto primario seguirá cayendo como porcentaje del PBI, el margen para
seguir recortándolo es limitado y es indispensable apelar también a una suba en
los ingresos, que arrancaron el año por debajo de lo previsto.
En este contexto,
hay que fijar la vista en cuatro
factores de riesgo que pueden amenazar el cumplimiento de la meta de déficit
primario cero de este año:
ü Inflación: la fórmula de movilidad con la que se ajustarán las jubilaciones,
pensiones y asignaciones este año toma la inflación de la segunda mitad de 2018
y del primer semestre de 2019. Una
desaceleración de la inflación mayor a la esperada tendría un impacto negativo
mayor sobre los ingresos corrientes que sobre el gasto primario, cuyo
componente de jubilaciones y gasto social está indexado a la inflación pasada y
representa cerca del 60% del gasto primario.
ü Recesión: una baja de tasas demasiado lenta podría demorar el rebote del consumo,
la inversión productiva y el repunte de la actividad. Una recesión más extensa de lo esperado desinflaría el crecimiento de
la recaudación, en particular a través de los tributos que gravan el
consumo. Además, con menor crédito político y la necesidad de reactivar la
economía antes de octubre, el recorte
del gasto de capital podría ser menor al proyectado. La buena noticia es
que en 2018 la deuda exigible de gasto
de capital cayó 30%, quitándole algo de presión al gasto primario y
facilitando el programa fiscal de 2019.
ü Exportaciones: el gobierno espera que la buena performance de las exportaciones (en
especial las agrícolas) este año, la reintroducción de las retenciones a las
exportaciones de todos los bienes y servicios y el resultante incremento en la
alícuota para la soja y sus derivados aporten
a la recaudación un punto de PBI adicional respecto a 2018. Por ahora, los números de la cosecha son alentadores
en la medida en que el clima siga acompañando y que la oferta mundial no
presione los precios a la baja. Dos variables fuera del control del
gobierno.
ü Tipo de cambio: un nuevo salto del tipo de
cambio pondría en la cuerda floja la reducción de 0.7 puntos del PBI esperada
para los subsidios económicos. El año pasado por
ejemplo, a pesar de los aumentos en la tarifa de electricidad, a causa de la
devaluación el consumidor terminó pagando el 50% del costo de generación,
similar a un año atrás. Si bien una nueva devaluación elevaría la recaudación
vía impuestos al comercio exterior, las retenciones tienen un tope de 3 o 4
pesos por dólar, con lo cual no es claro que ambos efectos lleguen a
compensarse.
El gobierno cuenta
con una "rueda de auxilio": la posibilidad de aplicar ajustadores de
gasto social y de capital a la meta con el FMI, lo cual le permitiría registrar
un déficit de más de medio punto del PBI este año. No obstante, se encuentra
limitado a esos rubros de gasto. Alcanzar
la meta de déficit primario cero este año es clave para continuar con el
programa del FMI y constituye una importante señal a los mercados del esfuerzo
que está haciendo Argentina para no desviarse del camino marcado. Esperemos
que ningún contratiempo obstaculice el tránsito y que no sea necesario acudir a
la rueda de auxilio.