El brote de
Coronavirus está afectando significativamente a los mercados financieros
globales, con una corrección de 10% en los índices de acciones y tasas de bonos
del tesoro americano de 10 años en mínimos históricos de 1.08%. Es incierto cuán duro será el impacto en el
nivel de actividad y su duración, y además la caja de herramientas de política económica global está bastante
vacía. Como no hay mucho espacio para estímulos fiscales o monetarios, es
clave que el shock “Coronavirus” se supere rápidamente desde lo sanitario.
El impacto para
Argentina será negativo en lo comercial, pero podría ser una oportunidad en lo
financiero si las tasas internacionales
se mantienen en niveles ultra bajos por más tiempo.
Es complicado
encasillar este “cisne negro” como de demanda o de oferta, ya que como nunca
antes afecta a ambas curvas. La demanda se retrae porque con la cuarentena se
recortan dramáticamente los viajes y la rutina normal de personas y empresas,
afectando el nivel de gasto, tanto actual como a través de las expectativas.
Pero lo novedoso y disruptivo viene desde el lado de la oferta, ya que las
principales cadenas de valor agregado mundial involucran a China o países
vecinos. Además de ser la segunda economía, China es el principal demandante de
todas las materias primas.
Tampoco sabemos si
el golpe de Coronavirus es transitorio, o permanente, aunque el brote en sí
parece haber llegado a su pico. En el
primer caso, no implicará una importante destrucción de producción y consumo,
sino más bien su postergación. Las primeras estimaciones de la OCDE dan cuenta
de una pérdida de medio punto de PBI mundial en 2020. En cambio, en el segundo caso pondría al
mundo en una fuerte desaceleración cuando el nivel de endeudamiento es alto y
eso puede tener coletazos en la liquidez de empresas y gobiernos. Ahí es donde adquiere importancia el accionar
de los Bancos Centrales.
Desde lo
monetario, la Reserva Federal y el Banco Central Europeo están en modo
expansivo desde agosto del año pasado, cuando la guerra comercial entre China y
Estados Unidos desaceleró el comercio mundial y contra-atacaron con programas
de recompra de bonos. Hay algo de margen para que la Fed recorte la tasa, y el
mercado ya descuenta hasta 75 pbs de reducción de la tasa de política en la
reunión de marzo. El recorte puede
servir para mitigar el nivel de pánico de los inversores y así ayudar a
contener la hemorragia, pero difícilmente apuntale el nivel de actividad en el
corto plazo. Si la producción se interrumpe, ni siquiera con estímulos se puede
gastar más.
Desde lo fiscal,
el endeudamiento de los países desarrollados y niveles de déficit relativamente
altos complican cualquier aumento masivo del gasto público. Las únicas
excepciones han sido Alemania y China, que anunciaron su intención de
incrementar el gasto público. Alemania, porque tiene superávit fiscal, y China,
porque tiene reservas acumuladas y es el epicentro del brote. En caso de
avanzar con mayor gasto, las tasas reales negativas (y en varios casos hasta
nominales negativas), implican un muy bajo costo de financiamiento.
Cualquiera sea el
caso, tenemos por delante una caída de precios y de volúmenes de exportación,
lo que afectará negativamente en Argentina al menos en lo que queda de 2020.
Los sectores más vinculados al mercado doméstico estarán algo más protegidos.
En lo financiero, el ciclo de políticas monetarias expansivas se prolongará por
más tiempo y las tasas ultra bajas también. Si Argentina hace una propuesta razonable para resolver la crisis de
deuda, el Coronavirus puede ser una oportunidad.
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