viernes, 27 de marzo de 2020

El otro test detrás de la cuarentena


Estamos viviendo circunstancias extraordinarias, en el que los esfuerzos por combatir la pandemia ponen en jaque a la economía, especialmente a sectores que se han visto forzados a prácticamente cerrar su actividad como el comercio minorista, la industria del entretenimiento y la construcción entre otros, que son mano de obra intensivos.  
Los desafíos para limitar el impacto de la crisis son enormes, y la mayor parte de los países están implementando políticas de estímulo a nivel monetario y fiscal que exceden las que se utilizaron para combatir la crisis financiera del 2008.
El principal riesgo es que enfrentemos una nueva gran depresión debido a que muchas empresas (especialmente las pymes) no puedan realizar normalmente sus pagos de sueldos, alquileres, impuestos, etc; que los trabajadores vean desplomarse sus ingresos con el impacto social que eso tiene, y que se rompa la cadena de pagos. 
El gobierno ha tomado una actitud activa, tanto para frenar el contagio como para aliviar el costo económico de la crisis.  Las principales medidas son las siguientes:
ü  En empleo, se eximirá del pago de contribuciones patronales a los sectores más afectados, como esparcimiento o turismo.  Habrá un refuerzo para seguro de desempleo y el gobierno pagará una parte de los sueldos en los programas de reconversión productiva
ü  En obra pública, se incrementó en AR$ 100 mil millones el presupuesto para obra pública y se relanzó el programa Procrear para construcción y refacción. 
ü  En asistencia financiera, se habilitó una línea de créditos blandos de hasta AR$ 350 mil millones que los bancos otorgarán a PyMEs para capital de trabajo en plazos de hasta 180 días y con tasas del 24%.  El costo va a ser absorbido por los bancos, pero tendrán como compensación parcial una baja de encajes.  Además, los vencimientos de tarjetas de crédito y de préstamos que ocurran hasta el 31 de marzo, serán automáticamente prorrogados.
ü  Se anunciaron subsidios también para los trabajadores de menores ingresos.  La cobertura se dará a través del Ingreso Familiar de Emergencia, que asignará AR$ 10,000 en abril a monotributistas de las categorías A y B, monotributistas sociales, trabajadores de casas particulares y trabajadores informales que no tengan otro ingreso familiar.  Se estima un alcance de 3,600,000 trabajadores con un costo fiscal de AR$ 36 mil millones.
Las medidas, que tendrán un costo fiscal de cerca de 1.3 puntos del PBI, van en la dirección correcta. A pesar de este esfuerzo, es difícil saber si las medidas van a alcanzar para aliviar a muchas de las pymes que tienen un acceso muy limitado al crédito, a cuentapropistas y trabajadores que hoy no están en el radar del estado, y si se podrá evitar una rotura de la cadena de pagos.
En la Argentina, las políticas de estímulo tienen riesgos adicionales, porque se financiarán enteramente con emisión monetaria, ya que el país no tiene acceso al crédito, y por ende aparece un riesgo inflacionario.  Sin embargo, dada la magnitud de la amenaza sobre la actividad económica y sobre los ingresos de la población, es un riesgo que hay que aceptar.


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