El Directorio del Banco Central bajó en
diciembre dos veces el piso de la tasa de política, llevándolo hasta 55%. El recorte de tasas se está sumando a la
expansión de agregados monetarios que ya venía implementando el Directorio
anterior, pero que desde diciembre se refuerza con un aumento del circulante en
poder del público. La suba
estacional de la demanda de dinero a comienzos del verano contribuirá a
estabilizar la mayor emisión de peso, al menos temporalmente. El problema podría presentarse en febrero,
cuando la “marea” de demanda estacional de pesos se repliega. En ese
momento, el Banco Central deberá estar listo para absorber la liquidez sobrante
o aceptar un aumento de la presión inflacionaria y/o de las brechas del tipo de
cambio.
Algunos números
ü El recorte de tasas durante la nueva administración del Banco Central
acumula 8 puntos porcentuales. Proyectamos 5 puntos porcentuales de
reducción adicional hasta marzo.
ü La base monetaria creció AR$ 442,000 millones desde fines de
octubre. En ese mismo período, el stock de billetes y monedas en poder del
público se incrementó en AR$ 192,000 millones, un 24% en dos meses. Como se mencionó, no nos preocupa diciembre y
enero, el tema es cómo va a hacer el Banco Central para aspirar el circulante
en exceso para febrero.
ü Las compras de reservas por parte del Banco Central son otro factor de
inyección de pesos al sistema. Durante
diciembre se compraron poco más de US$ 1,100 millones, es decir, AR$ 66,000
millones.
ü La expectativa de nuevos recortes de tasa y el retorno de las líneas de
crédito subsidiado para Pymes está empujando a los bancos a bajar fuerte las
tasas pasivas pagadas a los depositantes.
A lo largo de 2020 es probable que el Banco Central encare una reducción
continua de encajes. En realidad ya
tuvimos dos anticipos en esa dirección.
Primero se les permitió a los bancos aumentar el cómputo de las
financiaciones en cuotas del programa Ahora 12 a cuenta de la exigencia de
encajes y algo similar ocurrirá con los préstamos que tomen las empresas para
cumplir con el pago del bono a empleados del sector público y privado decretado
por el gobierno para enero y febrero. Estas
dos iniciativas combinadas no tienen un impacto material en la exigencia pero
son señales claras de la intención de reducir los encajes para reducir el
diferencial de tasas activas y pasivas y crear más liquidez para que los bancos
presten al sector privado. Ojalá que cualquier recorte significativo
de encajes se demore y no ocurra antes de febrero, porque eso complicaría aún
más las cosas, creando más liquidez en un momento estacional complicado.
Habitualmente el transcurso del verano nos
muestra que el apetito de pesos de los inversores durante diciembre y enero es
pasajero y que cuando se acerca febrero nos encontramos con pesos
excedentes. Esperemos que el Banco Central no tropiece este verano y esté listo
para prender la aspiradora antes de que llegue el Carnaval.
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