El riesgo de que la provincia de Buenos Aires entre en default ha puesto
a la deuda del gobierno nacional en el centro de la escena. Las preocupaciones han aumentado respecto de cuán complejo puede ser
lograr un acuerdo con un conjunto de acreedores heterogéneos y que seguramente
tienen expectativas de conseguir una oferta que les resulte atractiva.
Resolver el
problema de la deuda va a ser sin dudas una tarea compleja, en la que el gobierno enfrentará la disyuntiva de
elegir entre un acuerdo rápido con menor quita y una negociación más larga con
quita mayor. La decisión no es menor, y si bien la deuda en sí misma es un
obstáculo muy complejo, un acuerdo con
los bonistas no solucionará mágicamente los desafíos que Argentina enfrenta en
el mediano y largo plazo.
De hecho, la
economía no crece desde el año 2011. Y desde entonces, hubo años en los que
tuvimos algo de acceso al financiamiento externo y otros en los que vivimos con
lo nuestro. Si bien el acceso a los
mercados de crédito externo es necesario para poder volver a crecer, y reducir
el desempleo y la pobreza, como bien sabemos, no alcanza.
¿Por qué es tan importante encontrar una solución rápida a la crisis de
la deuda?
ü Mientras Argentina
continúe en una situación de cuasi-default,
sin acceso a los mercados y con el riesgo país por encima de los 1,000 puntos, va a ser imposible conseguir
financiamiento para las inversiones de largo plazo. Olvidémonos de Vaca
Muerta, de las obras de infraestructura y de los grandes proyectos de inversión
indispensables para crecer y generar los dólares que el país necesita.
ü Sin acceso al crédito
externo se reducen las alternativas para cubrir cualquier tipo de desequilibrio
fiscal. Esto
implica que el Tesoro seguirá
dependiendo del Banco Central para financiar necesidades temporarias, lo
que a su vez complica el manejo de la política monetaria y limita la capacidad
del Banco Central de combatir la inflación.
ü Al mismo tiempo, mientras se mantenga la incertidumbre sobre cómo se va
a resolver la crisis de la deuda, continuarán
las dudas sobre la dureza de los controles cambiarios y las restricciones para
acceder al mercado de cambios, si se
van a poder importar insumos y acerca de qué tipo de políticas se pueden llegar a adoptar para defender las
reservas internacionales, las cuales podrían terminar afectando a la
producción.
La resolución de
la crisis de la deuda y la vuelta del crédito representan una condición
necesaria para generar un círculo virtuoso de inversión y crecimiento; pero no
son suficientes. Argentina deberá dar
señales de que buscará restablecer los equilibrios macroeconómicos en las
cuentas fiscales y externas, de que llevará adelante una política monetaria
sana, que mantendrá un tipo de cambio competitivo y que se buscará crear un
clima de negocios que favorezca la inversión y la toma de riesgo.
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