martes, 29 de octubre de 2019


Las elecciones generales de ayer confirmaron lo que se sospechaba desde las PASO: las probabilidades de que el oficialismo diera vuelta la elección eran muy bajas, y el escenario más probable era el de una victoria de la oposición en primera vuelta. El escrutinio provisorio está dando 48% de votos para la fórmula Fernández-Fernández, frente a 40% de la boleta oficial de Juntos por el Cambio. 
Se hace necesario esperar la definición de Fernández de cómo conformará el gabinete, para así poder leer con más claridad cómo será la política económica a partir del 10 de diciembre. No obstante, es probable que aún no haya definiciones en temas económicos en tanto no se hayan alcanzado todavía los consensos necesarios dentro de la coalición ganadora el día de ayer.
En cualquier caso, hay algunas conclusiones preliminares que pueden extraerse de los resultados de ayer y que listamos a continuación.
 Fue una buena elección del oficialismo dadas las circunstancias, reduciendo a la mitad la diferencia de 16 puntos porcentuales que se había anotado el Peronismo en las PASO.  Eso es positivo a largo plazo porque da estabilidad institucional al sistema, con una oposición fortalecida y unificada. No se dejaron firmados “cheques en blanco” al próximo Ejecutivo.
El oficialismo logró victorias en distritos clave como Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, San Luis, Mendoza y Entre Ríos. Eso permite conformar un contrapeso en el Congreso, especialmente en la cámara de diputados, donde la alianza Juntos por el Cambio tendrá 120 escaños sobre los 129 necesarios para tener quórum propio. En cambio, en el Senado el peronismo va a contar en la práctica con mayoría automática ya que se alzó con 3 senadores y suma 37 sobre un total de 72. Más allá de la necesidad de negociar y consensuar leyes en la cámara baja, esta composición del Congreso permite descartar de plano una "mayoría automática" y una potencial reforma de la Constitución.
El verdadero ganador dentro de la coalición peronista es Axel Kicillof, que se convirtió en la llave del triunfo. De los 8 puntos de diferencia que obtuvo Fernández a nivel nacional, 6 puntos provienen de la provincia de Buenos Aires. Dado que Alberto Fernández no es el padrino político de Kicillof, esto inclina la balanza de poder dentro de la coalición en favor de CFK y le resta autonomía a Alberto.
En el día de hoy hubo una reunión entre Macri y Fernández con el objetivo de asegurar una transición lo más ordenada posible. La pelota está del lado del presidente electo, y se espera que en las próximas horas haga pública una lista de colaboradores para empezar a involucrarse en los temas más importantes de la gestión de gobierno. Del lado del oficialismo, las personas de contacto para la transición serán los gobernadores.

Todos los ojos están puestos en las definiciones de Alberto relativas a sus referentes económicos en el Ministerio de Economía, el Banco Central y el Ministerio de Producción.  Hasta tanto eso no ocurra, el nivel de volatilidad e incertidumbre serán muy altos, lo que va a repercutir en la brecha cambiaria, y el precio de bonos y acciones.

Mientras tanto, para mitigar la caída de reservas en un contexto de alta incertidumbre política y sin anclas nominales, el Banco Central se vio obligado a endurecer los controles cambiarios de atesoramiento para individuos. Se decidió no avanzar hacia un desdoblamiento formal del mercado cambiario, seguramente a la espera de la opinión del futuro equipo económico.
En nuestra opinión, no hay tiempo que perder. Mauricio Macri ya se puso a disposición y Alberto Fernández debería acelerar las definiciones para concretar una transición lo más rápida y ordenada posible. Sin embargo, para que eso ocurra la interna dentro del interbloque peronista debería resolverse. Lamentablemente creemos que todavía se deben estar cociendo habas y por ese motivo es que la ansiedad de todos se pondrá a prueba en unas semanas de alta incertidumbre. 

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