El Banco Central adoptó una estrategia anti-inflacionaria basada en
ponerle un freno al crecimiento de la base monetaria. Los objetivos son muy
ambiciosos, y en la práctica implican que la cantidad de dinero no debe
aumentar de acá a diciembre. De hecho, hasta ahora viene creciendo apenas 5.3%
respecto de septiembre del año pasado.
Esta política monetaria enfrenta varios desafíos. Por un lado,
seguramente va a ser tremendamente contractiva, lo que se refleja en las
elevadas tasas de interés y en la falta de liquidez que se empieza a ver en la
economía.
La política monetaria se puede volver más restrictiva
aún, y puede amenazar la tibia recuperación económica, en la medida en que la
inflación siga andando a un ritmo de entre 2.0 y 2.5% por mes reduciendo la oferta monetaria en términos reales, o
si el Central vende dólares en el mercado para estabilizar el tipo de cambio y
saca pesos del mercado.
Es cierto que hasta ahora la caída en la oferta dinero
has sido acompañada por una caída en la demanda, pero el nivel de monetización
según todos los indicadores es muy bajo en estos momentos y es difícil que
caiga más. Esto implica que
si el Banco Central mantiene la política restrictiva la presión sobre la tasa
de interés puede ser aún mayor.
¿Qué alternativas existen en caso de que efectivamente
se busque evitar que la política monetaria se vuelva excesivamente restrictiva?
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Volver a incluir
en las metas monetarias el ajuste estacional de la oferta monetaria que
se preveía para junio 2019, que originalmente era del 1.6% y luego un 1% para
los meses subsiguientes hasta llegar a fin de año. Sin embargo, frente al mal
dato de inflación de marzo, la entidad monetaria endureció su postura y eliminó
los aumentos estacionales hasta diciembre.
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Un cambio en
la meta de crecimiento de la cantidad de dinero o en los ajustadores.
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Compra-venta
de dólares: el programa
permitía la compra de dólares en caso de que el tipo de cambio estuviese por
debajo de la banda inferior de la Zona de No Intervención, lo cual permitía un
relajamiento monetario. Esto sucedió en los dos primeros meses del año. Ahora,
la compra de divisas está suspendida hasta junio pero en el contexto actual con
ruido político, una expansión en la cantidad de dinero por esta vía parece
improbable. De forma contraria, hoy en día el Central podría intervenir
vendiendo divisas, que se descontarían de la meta de base monetaria y volverían
aún más duro al programa.
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Baja de
encajes: esta alternativa
está operativa. Ya se avanzó algo con la baja de encajes para créditos PyMES,
plazos fijos web de no clientes y financiaciones del Programa "Ahora
12". De todos modos, mientras la demanda de crédito siga tan débil no hay
lugar para liberar encajes no remunerados. El crédito podría repuntar recién en
el último trimestre del año, de la mano de la recuperación económica.
En conclusión, el programa monetario tal cual está
definido es un corset demasiado ajustado, especialmente si se logra moderar la
presión en el mercado cambiario y la inflación muestra signos de converger a
tasas del 2% mensual.
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