miércoles, 5 de junio de 2019

La política monetaria, un corset demasiado ajustado


El Banco Central adoptó una estrategia anti-inflacionaria basada en ponerle un freno al crecimiento de la base monetaria. Los objetivos son muy ambiciosos, y en la práctica implican que la cantidad de dinero no debe aumentar de acá a diciembre. De hecho, hasta ahora viene creciendo apenas 5.3% respecto de septiembre del año pasado.
Esta política monetaria enfrenta varios desafíos. Por un lado, seguramente va a ser tremendamente contractiva, lo que se refleja en las elevadas tasas de interés y en la falta de liquidez que se empieza a ver en la economía. 
La política monetaria se puede volver más restrictiva aún, y puede amenazar la tibia recuperación económica, en la medida en que la inflación siga andando a un ritmo de entre 2.0 y 2.5% por mes reduciendo la oferta monetaria en términos reales, o si el Central vende dólares en el mercado para estabilizar el tipo de cambio y saca pesos del mercado.
Es cierto que hasta ahora la caída en la oferta dinero has sido acompañada por una caída en la demanda, pero el nivel de monetización según todos los indicadores es muy bajo en estos momentos y es difícil que caiga más. Esto implica que si el Banco Central mantiene la política restrictiva la presión sobre la tasa de interés puede ser aún mayor.

¿Qué alternativas existen en caso de que efectivamente se busque evitar que la política monetaria se vuelva excesivamente restrictiva?
ü  Volver a incluir en las metas monetarias el ajuste estacional de la oferta monetaria que se preveía para junio 2019, que originalmente era del 1.6% y luego un 1% para los meses subsiguientes hasta llegar a fin de año. Sin embargo, frente al mal dato de inflación de marzo, la entidad monetaria endureció su postura y eliminó los aumentos estacionales hasta diciembre.
ü  Un cambio en la meta de crecimiento de la cantidad de dinero o en los ajustadores.
ü  Compra-venta de dólares: el programa permitía la compra de dólares en caso de que el tipo de cambio estuviese por debajo de la banda inferior de la Zona de No Intervención, lo cual permitía un relajamiento monetario. Esto sucedió en los dos primeros meses del año. Ahora, la compra de divisas está suspendida hasta junio pero en el contexto actual con ruido político, una expansión en la cantidad de dinero por esta vía parece improbable. De forma contraria, hoy en día el Central podría intervenir vendiendo divisas, que se descontarían de la meta de base monetaria y volverían aún más duro al programa.
ü  Baja de encajes: esta alternativa está operativa. Ya se avanzó algo con la baja de encajes para créditos PyMES, plazos fijos web de no clientes y financiaciones del Programa "Ahora 12". De todos modos, mientras la demanda de crédito siga tan débil no hay lugar para liberar encajes no remunerados. El crédito podría repuntar recién en el último trimestre del año, de la mano de la recuperación económica.
En conclusión, el programa monetario tal cual está definido es un corset demasiado ajustado, especialmente si se logra moderar la presión en el mercado cambiario y la inflación muestra signos de converger a tasas del 2% mensual.

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