miércoles, 19 de junio de 2019

Las exportaciones crecen sin pausa, pero sin prisa


Las exportaciones son el único componente del PBI que ha mostrado un crecimiento sostenido en los últimos años. La eliminación del "cepo cambiario" y otras medidas que tomó el Gobierno fueron clave para ello. No obstante, el crecimiento hasta ahora fue similar al promedio regional y mundial y el país aún exporta menos en cantidades que en el año 2007. Si la comparación es en términos per cápita, hay que remontarse aún más atrás. Es un gran retroceso y falta muchísimo.
Las exportaciones argentinas deben crecer más rápido que 3% anual en volumen para evitar un deterioro destacable de las cuentas externas cuando la economía crece, debido a que los volúmenes importados crecen entre tres y cuatro veces más rápido que el PBI. Claro que sería bueno una suba en los precios de las exportaciones, pero actualmente eso sería "un milagro" y en realidad este año más bien muestran un leve retroceso respecto a los precios de las importaciones. Algo similar podría decirse de las exportaciones industriales, que hoy estarían mucho mejor si no fuese por la recesión de Brasil, o las trabas al biodiesel en Europa y EEUU. Pero es lo que hay.   
El vaso medio lleno dice que los volúmenes de bienes exportados volvieron a crecer en los últimos años tras la salida del "cepo cambiario". En efecto, lo hicieron a un ritmo anual promedio de 3.3% durante la presidencia de Macri (MM), en línea con el ritmo de crecimiento de la región y el mundo. Esto representa un quiebre positivo respecto a las dos presidencias de Cristina (CFK 1 y CFK 2), cuando las exportaciones inicialmente se mantuvieron estancadas (CFK1) para luego caer muy fuertemente durante el "cepo" (CFK2), muy a contramano del mundo y la región.
El vaso medio vacío muestra que dicho crecimiento no tuvo nada de excepcional y que resulta insuficiente para sostener el crecimiento de una economía con acceso limitado al crédito externo. En efecto, un crecimiento promedio cercano al 3% anual no fue superior sino similar al regional y mundial durante el período. Cabe destacar que esa tasa de crecimiento no está afectada por la sequía de 2018, en tanto se comparan los volúmenes de 2019 con los de 2015.
Es una gran ingenuidad esperar que el tipo de cambio real actual -que es 30% más alto que el vigente durante 2016 y 2017- pueda cambiar esta historia por sí solo. Es cierto que las exportaciones más intensivas en trabajo se ven favorecidas por un tipo de cambio real más alto, pero representan relativamente poco en el total y chocan contra un montón de otros obstáculos.
Para la gran mayoría de los exportadores, es mucho más importante un tipo de cambio real que se perciba y resulte estable en el tiempo, un sesgo anti-exportador más bajo mediante menores aranceles y derechos de importación, impuestos más bajos, una estrategia comercial lo más agresiva posible y, sobre todo, un costo del capital o del crédito mucho más bajo que el actual, entre otros factores. En suma, para mejorar las exportaciones es decisivo que baje el riesgo país y que se avance en las reformas estructurales pendientes.   


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