Las exportaciones son el único componente del PBI que
ha mostrado un crecimiento sostenido en los últimos años. La eliminación del "cepo cambiario" y otras
medidas que tomó el Gobierno fueron clave para ello. No obstante, el
crecimiento hasta ahora fue similar al promedio regional y mundial y el país
aún exporta menos en cantidades que en el año 2007. Si la comparación es en
términos per cápita, hay que remontarse aún más atrás. Es un gran retroceso y
falta muchísimo.
Las exportaciones argentinas deben crecer más rápido
que 3% anual en volumen para evitar un deterioro destacable de las cuentas
externas cuando la economía crece, debido a que los volúmenes importados crecen
entre tres y cuatro veces más rápido que el PBI. Claro que sería bueno una suba en los precios de las
exportaciones, pero actualmente eso sería "un milagro" y en realidad
este año más bien muestran un leve retroceso respecto a los precios de las
importaciones. Algo similar podría decirse de las exportaciones industriales,
que hoy estarían mucho mejor si no fuese por la recesión de Brasil, o las trabas
al biodiesel en Europa y EEUU. Pero es lo que hay.
El vaso medio lleno dice que los volúmenes de bienes
exportados volvieron a crecer en los últimos años tras la salida del "cepo
cambiario". En efecto,
lo hicieron a un ritmo anual promedio de 3.3% durante la presidencia de Macri
(MM), en línea con el ritmo de crecimiento de la región y el mundo. Esto
representa un quiebre positivo respecto a las dos presidencias de Cristina (CFK
1 y CFK 2), cuando las exportaciones inicialmente se mantuvieron estancadas (CFK1)
para luego caer muy fuertemente durante el "cepo" (CFK2), muy a
contramano del mundo y la región.
El vaso medio vacío muestra que dicho crecimiento no
tuvo nada de excepcional y que resulta insuficiente para sostener el
crecimiento de una economía con acceso limitado al crédito externo. En efecto, un crecimiento promedio cercano al 3% anual
no fue superior sino similar al regional y mundial durante el período. Cabe
destacar que esa tasa de crecimiento no está afectada por la sequía de 2018, en
tanto se comparan los volúmenes de 2019 con los de 2015.
Es una gran ingenuidad esperar que el tipo de cambio
real actual -que es 30% más alto que el vigente durante 2016 y 2017- pueda
cambiar esta historia por sí solo. Es cierto que las exportaciones más intensivas en trabajo se ven
favorecidas por un tipo de cambio real más alto, pero representan relativamente
poco en el total y chocan contra un montón de otros obstáculos.
Para la gran mayoría de los exportadores, es mucho más
importante un tipo de cambio real que se perciba y resulte estable en el tiempo, un sesgo anti-exportador más bajo mediante menores
aranceles y derechos de importación, impuestos más bajos, una estrategia
comercial lo más agresiva posible y, sobre todo, un costo del capital o del crédito
mucho más bajo que el actual, entre otros factores. En suma, para mejorar las
exportaciones es decisivo que baje el
riesgo país y que se avance en las reformas estructurales pendientes.
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