Hay algunos elementos positivos pero poco mencionados
cuando se habla de la deuda pública. La
preocupación que existe en torno a su sustentabilidad se concentra sobre todo
en su tamaño en relación al PBI, que aumentó considerablemente tras la devaluación
del año pasado, dado que el 75% de la deuda se encuentra
en moneda extranjera.
La deuda bruta equivale a USD 345 mil millones, lo que
representa casi el 90% del PBI del cuarto trimestre de 2018 -frente a casi el
60% del PBI un año atrás-, según la metodología oficial que usa la Secretaría de Finanzas. No obstante, si se considera el PBI de todo el año 2018, la deuda bruta
representa el 70% del PBI. La diferencia aparece cuando hay cambios
abruptos en el tipo de cambio real. Dado que el PBI es un flujo anual, nos
parece más razonable y es más estable evaluar el peso de la deuda respecto al
PBI promedio de los últimos cuatro trimestres.
La deuda neta, que excluye a las tenencias del sector
público, asciende a unos USD 220 mil millones, lo que representa 57% del PBI
según la metodología oficial y 45% de acuerdo a la
metodología alternativa. Como sea, el
ratio de deuda neta es bastante similar al de otros países de la región como
Brasil. Incluso, la deuda con acreedores privados es bastante similar a la del
año 2007 (unos USD 150 mil millones). Más bien, lo que debería preocupar en el caso argentino es sobre todo que la
deuda se encuentra mayormente en moneda extranjera.
Algo positivo y poco mencionado es que la tasa de
interés promedio de la deuda en dólares con acreedores privados y
multilaterales es del 5.7%. Esto se debe a que el
financiamiento de los multilaterales es más barato y a que los bonos sobre todo
más largos tienen cupones de interés bastante bajos. También que la vida promedio de esa deuda ronda los 9 años y que el perfil de vencimientos no presenta una
concentración importante en los próximos años. Los vencimientos de bonos en dólares son poco más de USD 5 mil
millones por año hasta 2023, con la excepción del 2022 cuando alcanzan unos
USD 10 mil millones. No son cifras
preocupantes.
Si en los
próximos años el resultado fiscal logra converger hacia un superávit primario
de 1.5% a 2.0% del PBI, la deuda neta -que
hoy se ubica en USD 220 mil millones- se estabilizaría en torno a los USD 240
mil millones. Si la economía crece y el tipo de cambio real se aprecia
lentamente, la relación de deuda a PBI
irá disminuyendo.
La mayor parte
del financiamiento con el FMI vence en 2022-2023, con lo cual otro desafío será
refinanciar buena parte de esos vencimientos. Apuntalar las exportaciones y el resultado fiscal en los próximos años será
la clave para comprimir el riesgo país y recuperar el financiamiento en el
mercado internacional.
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