lunes, 7 de enero de 2019

Que la Fed apriete pero no ahorque


El año que comienza presenta un panorama complejo en el plano internacional, especialmente en lo que refiere a la actividad macroeconómica en Estados Unidos y las implicancias  que eso pueda tener en la política monetaria de la Fed.  La liquidez mundial y el precio de las materias primas estarán afectados por estas decisiones.  El mejor escenario posible para Emergentes y Argentina es un “soft landing”, una desaceleración de la actividad lo más suave posible.
Hasta hace no mucho el mercado tenía una lectura constructiva de la actividad en Estados Unidos y proyectaba 3 subas de tasas de interés en 2019.  El PBI se  mostraba sólido, con inflación moderada y desempleo en niveles mínimos históricos.  El mercado evaluaba que una parte importante de ese desempeño se debía al impulso de una vez generado por la reforma impositiva que propuso Trump, de modo que ya estaba en proyección de los mercados una desaceleración en 2019 y una posible recesión en 2020. 
Las noticias de las últimas dos semanas han cambiado por completo la evaluación de los inversores.
ü  Por un lado, la demora en la aprobación del Presupuesto en Estados Unidos ha generado el cierre de oficinas gubernamentales.  El principal conflicto que demora la aprobación es el deseo de Trump de construir un muro que separe la frontera con Méjico.  El mercado está perdiendo la paciencia en cuanto a los conflictos “innecesarios” que pueda provocar el presidente americano.
ü  Trump intentó influenciar la decisión de tasas de la Fed de diciembre, y hasta amenazó públicamente con separar a Jerome Powell del cargo de presidente.  Los inversores tomaron muy negativamente este affaire y las bolsas llegaron a marcar el peor diciembre desde 1931 para rebotar unos puntos porcentuales antes del cierre de año.
ü  La evolución del consumo privado en Estados Unidos es muy sensible al efecto riqueza de los individuos.  El consumidor decide el gasto en función de su ingreso corriente, pero también en su nivel de patrimonio, que depende del valor de inmuebles y acciones.  Así, una baja fuerte del mercado como vimos hacia fines del año pasado puede acelerar los tiempos y anticipar la recesión.
ü  Finalmente, la Fed anunció que continuará con el plan de normalización de la hoja de balance y a partir de enero retirará liquidez por USD 50.000 millones por mes.  Este tema no estaba descontado y es motivo de preocupación para los inversores en caso de que el programa continúe efectivamente durante 2019. Esto afecta a los bonos de high yield, tanto en Estados Unidos como a nivel global, pero especialmente a todo el espacio de mercados emergentes.
La combinación de estos cuatro factores, más la incertidumbre por la guerra comercial que todavía está en el aire, llevaron a los inversores a buscar refugio en los bonos del Tesoro a 10 años, que pasaron a rendir 2.67% frente a un máximo de 3.24 a comienzos de noviembre pasado.  Es fundamental para los países emergentes y para Argentina que la Fed apriete pero no ahorque, y que la desaceleración de la actividad sea suave.  Eso contribuirá a un debilitamiento del dólar y mejores precios de materias primas.  En el otro extremo, si la recesión se anticipa y enfrentamos un “hard landing”, el ajuste nos afectará negativamente.  En ese caso, un rebote en Brasil puede mitigar parte del golpe pero no podrá absorberlo por completo.


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