El año que comienza presenta un panorama complejo en el plano
internacional, especialmente en lo que refiere a la actividad
macroeconómica en Estados Unidos y las implicancias que eso pueda tener en la política monetaria
de la Fed. La liquidez mundial y el
precio de las materias primas estarán afectados por estas decisiones. El
mejor escenario posible para Emergentes y Argentina es un “soft landing”, una
desaceleración de la actividad lo más suave posible.
Hasta hace no mucho
el mercado tenía una lectura constructiva de la actividad en Estados Unidos y
proyectaba 3 subas de tasas de interés en 2019.
El PBI se mostraba sólido, con
inflación moderada y desempleo en niveles mínimos históricos. El mercado evaluaba que una parte importante
de ese desempeño se debía al impulso de una vez generado por la reforma
impositiva que propuso Trump, de modo que ya estaba en proyección de los
mercados una desaceleración en 2019 y una posible recesión en 2020.
Las noticias de las últimas dos semanas han cambiado por completo la
evaluación de los inversores.
ü Por un lado, la demora en la aprobación del Presupuesto en Estados
Unidos ha generado el cierre de oficinas gubernamentales. El principal conflicto que demora la
aprobación es el deseo de Trump de construir un muro que separe la frontera con
Méjico. El mercado está perdiendo la
paciencia en cuanto a los conflictos “innecesarios” que pueda provocar el
presidente americano.
ü Trump intentó influenciar la decisión de tasas de la Fed de diciembre, y
hasta amenazó públicamente con separar a Jerome Powell del cargo de
presidente. Los inversores tomaron muy
negativamente este affaire y las bolsas llegaron a marcar el peor diciembre
desde 1931 para rebotar unos puntos porcentuales antes del cierre de año.
ü La evolución del consumo privado en Estados Unidos es muy sensible al
efecto riqueza de los individuos. El
consumidor decide el gasto en función de su ingreso corriente, pero también en
su nivel de patrimonio, que depende del valor de inmuebles y acciones. Así, una baja fuerte del mercado como vimos
hacia fines del año pasado puede acelerar los tiempos y anticipar la recesión.
ü Finalmente, la Fed anunció que continuará con el plan de normalización
de la hoja de balance y a partir de enero retirará liquidez por USD 50.000
millones por mes. Este tema no estaba
descontado y es motivo de preocupación para los inversores en caso de que el
programa continúe efectivamente durante 2019. Esto afecta a los bonos de high
yield, tanto en Estados Unidos como a nivel global, pero especialmente a todo
el espacio de mercados emergentes.
La combinación de
estos cuatro factores, más la incertidumbre por la guerra comercial que todavía
está en el aire, llevaron a los inversores a buscar refugio en los bonos del
Tesoro a 10 años, que pasaron a rendir 2.67% frente a un máximo de 3.24 a
comienzos de noviembre pasado. Es fundamental para los países emergentes y
para Argentina que la Fed apriete pero no ahorque, y que la desaceleración de
la actividad sea suave. Eso contribuirá
a un debilitamiento del dólar y mejores precios de materias primas. En el otro extremo, si la recesión se
anticipa y enfrentamos un “hard landing”, el ajuste nos afectará
negativamente. En ese caso, un rebote en
Brasil puede mitigar parte del golpe pero no podrá absorberlo por completo.
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