El Proyecto de Ley del
Presupuesto 2019 prevé un aumento en la presión tributaria respecto a este año,
explicitando que el equilibrio primario se alcanzará mediante una corrección
tanto por el lado del gasto como por el lado de los ingresos. Si bien la
contracara de esta mayor presión tributaria es un menor ingreso disponible para
el sector privado, la necesidad de cumplir con la meta fiscal vuelve
prioritario lo urgente (incrementar la recaudación) y relega lo importante
(bajar la presión impositiva para dar oxígeno a la actividad).
Según nuestro escenario
base, la recaudación tributaria del Gobierno Nacional será récord, trepando
a niveles del 25.9% del PBI en 2019, aunque los ingresos totales de la
Tesorería Nacional no serán récord, ya que un 8% del PBI se coparticipa a
las provincias de manera automática (1.5 pp. más que en 2016).
El principal aporte al crecimiento de la recaudación
tributaria vendrá por el lado de los tributos que gravan el comercio exterior. En
septiembre pasado se anunció la reintroducción de retenciones a todas las
exportaciones de bienes y una mayor alícuota para las del complejo sojero,
mientras que a partir de 2019 tributarán también las de servicios. Si bien este
es un impuesto no coparticipable, desde 2009 una parte del mismo se había atado
a una transferencia automática a provincias (el “Fondo Federal solidario”, que
distribuía el 30% de las retenciones cobradas a la soja y sus derivados), la
cual se eliminó en agosto pasado. De esta forma, todo lo que se recaude a
través de este impuesto (que se incrementará de 1.2% a 2.3% del PBI) queda en
manos del Gobierno Nacional.
Por el lado de los impuestos
vinculados al mercado interno, el próximo año se seguirá fomentando la
formalización de la economía, lo que tendrá un impacto positivo sobre el
IVA-DGI y el impuesto a los créditos y débitos. Otros tributos registrarán
una pequeña caída, fundamentalmente como consecuencia de la reforma
tributaria sancionada a fines del año 2017. Se destacan las contribuciones a la
seguridad social (de 6.5% a 6.4% del PBI), dado el aumento del mínimo no
imponible para contribuciones patronales y la convergencia a una alícuota
efectiva más baja. Asimismo, la reducción de la alícuota del impuesto a las
ganancias llevará a que lo recaudado por este concepto se contraiga en torno a
0.2 puntos del PBI, a pesar de haberse postergado la ampliación del
porcentaje del impuesto al cheque que se puede tomar a cuenta del mismo.
En síntesis, la
recaudación de impuestos vinculados al mercado interno caería 0.2 puntos del
PBI, mientras que los que gravan al comercio exterior crecerían 0.9
puntos porcentuales en relación a 2018. Estos resultados implican una suba
de la presión impositiva en torno a 0.7 puntos del PBI.
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