El INDEC publicó las estadísticas de mercado de trabajo del cuarto trimestre de
2016, dando cuenta de una caída de la tasa de desempleo desde 8.5% en el tercer
trimestre hasta 7.6%. Si bien esta cifra luce baja en comparación a trimestres
anteriores, y es alentadora al tratarse de la segunda baja consecutiva, es aún
prematuro concluir que el mercado de trabajo esté ingresando en una zona de
mayor fortaleza. No busquemos brotes
verdes aquí.
Los indicadores
del mercado de trabajo pueden interpretarse de manera sesgada, principalmente
en un año electoral. De ese modo, el
interesado puede presentar los resultados en un contexto que exagere lo
favorable o lo perjudicial de la situación. En primer lugar, compartimos una
síntesis del panorama que ofrecen los números oficiales con ánimo de ser
objetivos:
· La comparación de largo plazo
sigue estando afectada por la falta de una serie consistente de datos en la
Encuesta Permanente de Hogares. Sólo podemos hacer la comparación con el
segundo y tercer trimestre de 2016.
Cualquier otra comparación es al menos, dudosa.
· El nivel de empleo del cuarto
trimestre se mantiene sin grandes variaciones en la comparación con el tercer
trimestre de 2016.
· El desempleo tiene un fuerte
efecto estacional hacia fin de año. Si tomamos como referencia la serie de
INDEC bajo la antigua metodología de la EPH, entre 2003 y 2014 el desempleo cayó en todos los cuartos
trimestres.
· Asimismo, en 9 de los años mencionados
la caída estacional del cuarto trimestre se explica por una caída en el nivel
de actividad. El desempleado pospone la
búsqueda hasta el próximo año.
Ahora cabe preguntarnos: ¿Es válido mirar la tasa de desempleo para intuir la trayectoria de recuperación económica?
La respuesta desde el punto de vista del análisis
económico es negativa. Los indicadores de empleo tienen una utilidad
muy limitada para predecir el repunte de la actividad, su fuerza, o su
magnitud. Permiten más bien mirar por el espejo retrovisor y lentamente
reflejar en la estructura social las mejoras en la actividad o en el plano
institucional (reforma impositiva, estímulo al empleo en las PyMES o en mejores
en la regulación laboral).
La historia confirma esta versión. Por ejemplo, la recuperación económica del tercer trimestre de 2009
no fue acompañada por una caída del desempleo. Asimismo, en el año 2014 el PBI
comenzó a crecer en el cuarto trimestre y si bien el desempleo cayó, fue debido
a la fuerte caída de la actividad y no a un crecimiento del empleo.
Mirando hacia
adelante, es posible que la próxima publicación del mercado de trabajo del
primer trimestre de 2017 muestre un aumento en la tasa de desempleo por motivos
puramente estacionales. En ese contexto, la oposición probablemente intente
capitalizarlo. Como en una partida de ajedrez, sería importante que el gobierno
se anticipe y prepare su estrategia de comunicación.
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