El Gobierno modificó la forma en que
se imputan algunos ítems correspondientes a los ingresos fiscales por rentas de
la propiedad y a los pagos de intereses de la deuda pública. Estos cambios dejan invariante el tamaño
del déficit primario, aunque elevan el déficit fiscal tras el pago de
intereses.
No obstante, estas modificaciones metodológicas nos parecen muy
acertadas, en tanto de ahora en más las cifras de déficit primario y fiscal
arrojan una medida correcta del déficit del sector público contra el sector
privado, algo que hasta ahora no venía sucediendo exactamente. Desde ahora,
las rentas de la propiedad y los pagos de intereses sólo incluyen al sector
privado.
En particular, se implementaron tres cambios:
1) Se excluyen las utilidades del Banco Central del resultado fiscal
o financiero. Nos parece muy acertado que estas
utilidades contables, no económicas, y originadas en las variaciones del tipo
de cambio, se incluyan finalmente "debajo de la línea", como una
fuente de financiamiento más. Este cambio no afecta el déficit primario aunque
deteriora el resultado fiscal en 0.6% del PBI, respecto a la metodología
anterior vigente durante la gestión de Prat Gay.
2) Se
excluyen los cobros y pagos de intereses entre entidades del sector público. Esto
considera tanto al FGS de ANSES como al resto de los organismos, y se ajusta al
criterio de excluir los pagos e ingresos que ocurren entre distintas
dependencias del estado. La no exclusión de estos conceptos tendía a elevar
"artificialmente" ingresos y gastos. Esto puede hacerse ahora porque
desde enero de 2016 todas las dependencias del sector público informan a
Hacienda el origen de sus rentas, lo que incluye los cobros de intereses por
las tenencias de títulos públicos que poseen. Este cambio deteriora el déficit
primario en 0.2% del PBI, aunque no afecta al déficit fiscal.
3) Se incluyen como ingresos las rentas generadas por activos
privados que posee el FGS. Esto se ajusta al
criterio ya vigente de incluir las rentas cobradas al sector privado por otras
dependencias del estado. Este cambio reduce el déficit primario en 0.2% del
PBI, aunque no afecta al fiscal.
Por último, el Gobierno anunció nuevas metas fiscales para el
período 2017-19, incluyendo pautas trimestrales,
para un mejor monitoreo. En tanto se
mantuvo el objetivo de déficit primario de 4.2% del PBI para este año, las
metas para los años 2018-19 son ahora más laxas que antes (3.2% en 2018,
frente a 1.8% antes, y 2.2% en 2019, frente a 0.3% antes), bajo el argumento
que las viejas metas habían sido formuladas antes de implementarse el programa
de Reparación Histórica a los Jubilados. Nos
parece fundamental que estas metas no se vuelvan a modificar y se cumplan a
rajatabla en 2017-19. El recorte de los subsidios económicos será clave para
lograrlo.
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