Los acontecimientos en el plano internacional le están
dando argumentos a la Reserva Federal para subir menos las tasas en 2019. En su
reunión de septiembre, el Banco Central de Estados Unidos había publicado su
último “dot plot”, una encuesta interna de los miembros en la que preveían 3
subas de tasas el año que viene. Actualmente el mercado de futuros de
tasa de Fed Funds anticipa sólo dos movimientos “seguros” y una pequeña
probabilidad de un tercero. En nuestra opinión, efectivamente la Fed tomará
una posición menos dura en 2019. De confirmarse esta suposición, estaríamos
enfrentado un escenario más benigno para emergentes.
¿Qué ocurrió desde septiembre que permite
esperanzarnos con una política monetaria menos contractiva?
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Baja del petróleo: tanto el barril de WTI como el Brent vienen
cayendo más de 30% en las últimas semanas. El principal detonador de ese
movimiento es una grieta dentro de la OPEP donde Arabia Saudita está amenazando
con salirse del acuerdo de recorte de producción. Si la caída de precios es
permanente funciona como una baja de impuestos sobre la economía
norteamericana: más PBI y menos IPC, quitando presión inflacionaria y
permitiendo una relajación de la política monetaria.
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Europa en zona de definición: hay 3 temas que vienen
generando ruido en las últimas semanas. Por un lado, el divorcio entre el Reino
Unido y los restantes países de la Unión Europea que será efectivo en Marzo
2019, pero cuyas condiciones tienen que ser aprobadas por los parlamentos de
ambas partes. Segundo, Italia sigue rebelándose y no acepta las condiciones de
déficit fiscal de 3% necesarias para permanecer en la UE. Tercero, el PBI de Alemania
se desaceleró en el segundo trimestre producto de una caída en los flujos
comerciales. La desaceleración del PBI global puede inclinar en el margen a una
política monetaria menos contractiva en Estados Unidos.
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Siguen los ruidos comerciales: continúa la saga de
represalias y amenazas entre Estados Unidos y China. Si bien las medidas
arancelarias a corto plazo implican precios más altos y tienden a acelerar la
inflación, a la vez generan interrogantes sobre la sostenibilidad del
crecimiento del comercio mundial y la actividad económica y alimentan los
temores de una recesión en Estados Unidos el año que viene, lo que puede llevar
a la Fed a poner en pausa el ciclo de suba de tasas.
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La bolsa americana tambaleando: el mercado de acciones en
Estados Unidos, que hasta septiembre era casi el único con performance positiva
en el año, entró en zona de corrección. Pobres resultados de las compañías
tecnológicas, la caída del precio de la energía y la retracción en las acciones
del sector bancario están llevando a los inversores a ponerse pesimistas. Este
proceso habitualmente gatilla el “put” de la Fed: el mercado empieza a pedir a
gritos que la Fed deje de ahorcar y afloje su política monetaria. Este factor
tal vez hoy sea el menos importante a nivel fundamental, aunque sigue siendo
muy trascendente a nivel psicológico.
En síntesis, los sucesos globales que vienen
sucediendo desde septiembre apuntan a neutralizar parte de los impulsos que han
estado detrás de la aceleración de la inflación en Estados Unidos. La inflación
anual ascendió a 2.5% en octubre, frente al 2.0% anual un año atrás. La
inflación en EEUU es sensible al precio de la energía y al consumo del
ciudadano promedio, que fija sus pautas de gasto en parte en función del nivel
del S&P 500.
Coincidimos con el último veredicto del mercado y
creemos que lo más probable hoy son sólo dos subas en la tasa de Fed Funds
durante 2019 -además de la anticipada para diciembre de este año- y que eso
traiga algo de oxígeno a los mercados emergentes.
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