lunes, 15 de enero de 2018

¿Qué hay detrás del aumento del déficit externo?

El déficit externo ha crecido sustancialmente en los últimos años. En 2017 se ubicará cerca de 4.6% del PBI y es posible que este año incluso sea algo superior. Hay tres causas directas detrás de este deterioro: la caída en los precios de las exportaciones, las menores exportaciones a Brasil por la crisis que atraviesa y el aumento del turismo emisivo.

Las dos primeras causas, que son las más importantes, fueron causadas por "shocks externos" y por ende escapan del alcance directo de la política económica. El tipo de cambio real, muchas veces señalado como causante del deterioro de las cuentas externas, en sí mismo no tuvo nada que ver. El mayor déficit externo tampoco corresponde a mayores importaciones, ni a mayores pagos de intereses de la deuda ni a mayores giros de utilidades tras la salida del cepo. Los pagos totales de rentas son bastante similares y las importaciones incluso menores.

Entre 2011 y 2017 el déficit externo de cuenta corriente creció USD 23 mil millones, al pasar de 1.0% a 4.6% del PBI. Este deterioro coincide con la caída de USD 24 mil millones en las exportaciones de bienes. Esa caída puede descomponerse en una merma de USD 8 mil millones de las exportaciones a Brasil y en una caída de USD 16 mil millones por el retroceso de 20% en los precios de las exportaciones.


El turismo emisivo sí es afectado por el tipo de cambio real. Aunque el fuerte crecimiento que tuvo en los últimos años parece haber ido más allá de la apreciación del peso. Si bien el tipo de cambio real multilateral en 2017 estuvo 30% más apreciado que en 2011, la cantidad de argentinos viajando por el exterior se duplicó de 2.2 millones a 4.5 millones en 2017.

En síntesis, el aumento del déficit externo de los últimos años está mucho más explicado por la recesión en Brasil y la caída de precios internacionales que por la apreciación del tipo de cambio real. La recuperación de Brasil y la disminución del déficit fiscal ayudarán a ir reduciendo el déficit externo en los próximos años. El tipo de cambio real se mantendrá en torno a los niveles actuales, mientras las condiciones financieras internacionales y los precios de las exportaciones no cambien significativamente. No hay que pedirle peras al olmo. 

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