viernes, 16 de diciembre de 2016

Peso fuerte, peso débil

Desde el triunfo de Trump, el peso argentino se depreció 6% frente al dólar. La suba del tipo de cambio fue la noticia económica más comentada de esa semana. Explicaciones no faltaron: mayores tasas de interés en EEUU, un dólar globalmente más fuerte, 200 puntos básicos de recortes en la tasa de Lebacs en las últimas cuatro semanas y hasta la finalización del período para el blanqueo de efectivo.

¿Por qué subió el dólar en la Argentina? ¿Deberíamos esperar que siga subiendo?  ¿Se terminó la fortaleza del peso y estamos frente a un re-pricing generalizado de todos los activos financieros globales, incluyendo nuestra moneda? Para responder esta cuestión es interesante separar factores domésticos de los internacionales.

En el Brexit, las monedas latinoamericanas, incluido el peso argentino, se devaluaron con mucha virulencia ante la sorpresa del resultado, pero unos pocos días después habían vuelto a sus valores previos. La devaluación promedio del real brasileño, los pesos mexicano, colombiano y chileno y del sol peruano fue prácticamente cero en las semanas siguientes. Por el contrario, el movimiento de las monedas luego del triunfo de Trump es más persistente y más pronunciado. Además, se observan dos pelotones. Los más golpeados desde el 8 de noviembre fueron el peso mexicano (-12%) y el real (-10%).  El grupo de las monedas más resistentes fueron las de Chile, Colombia y Perú, que se devaluaron 1.5% promedio. La devaluación del peso argentino está a mitad de camino (-6%).

Vemos entonces que mientras el escenario global se mantuvo más o menos estable hasta principios de noviembre, los factores domésticos ganaron la pulseada en el mercado cambiario. Política monetaria contractiva, déficit fiscal con financiamiento externo y expectativas favorables de blanqueo apreciaron el peso. Como muestra basta un botón: las tasas de interés de pesos bajaron más de 12 puntos desde los máximos pasando de 38% a 27,75% y el peso se mantuvo incólume. 

Por el contrario, durante las últimas semanas la pulseada la ganó el escenario global.  Suba de tasas de largo plazo, apreciación global del dólar, salida de emergentes son todas manifestaciones de que los inversores se pusieron a la defensiva y por el momento apagaron el botón de tomar riesgo. Eso fue lo que gatilló la aceleración en la cotización local del dólar.

Las principales variables a seguir son las tasas de los Treasuries a 10 años y el dollar index. Si la incertidumbre en el escenario internacional se aplaca, los factores domésticos volverán a dominar en el mercado cambiario y el peso retomará su tendencia estable, aunque muy probablemente lo haga desde un escalón más arriba.  Mientras tanto, todo indica que a diferencia del Brexit el efecto Trump será más duradero y que tomará un tiempo hasta que los factores domésticos recuperen su protagonismo.

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