En los últimos años, muchos bancos centrales han adoptado una técnica
llamada “inflation targeting” para
controlar el incremento generalizado en el nivel de precios. Estamos hablando de 28 países que comenzaron
su uso y lo mantienen (Nueva Zelanda fue el primero), mientras que los únicos 3
que lo abandonaron (Finlandia, España y la Eslovaquia) lo hicieron cuando se
sumaron al área del Euro. Entre nuestros
vecinos latinoamericanos, Brasil, Méjico, Colombia y Perú se encuentran dentro
de este selecto club.
Por qué hacerlo? Muchos bancos centrales comenzaron a utilizar
la inflación como objetivo luego de que otros regímenes monetarios fallaron
previamente. En general, la política
monetaria tiene que proveer de un ancla nominal a la economía, una referencia
que evita que los precios desborden. La
primera ancla nominal que utilizaron los bancos centrales fue fijar el tipo de
cambio a una moneda extranjera con baja inflación. Sin embargo, esta decisión trajo como costo
la pérdida de una política monetaria independiente y rigidez para absorber
shocks externos. Y cuando decidieron
pasar a tipos de cambio flexibles tuvieron que buscarse una nueva ancla. Fue así como los bancos centrales migraron a
utilizar el crecimiento de la oferta monetaria como guía para controlar la
inflación. Este segundo enfoque resulta
viable mientras el banco central pueda controlar la oferta monetaria y siempre
y cuando la demanda monetaria se
mantenga estable. La innovación en productos
financieros produce turbulencias en la demanda de dinero y por ende obstaculiza
la relación entre oferta monetaria e inflación.
Precisamente eso fue lo que forzó a los bancos centrales a buscar una
nueva solución: establecer como objetivo directo de política la inflación a
partir del uso extensivo de la tasa de interés.
Cómo funciona? La teoría es simple. El banco central proyecta la inflación futura
y la compara con la inflación objetivo – la tasa de inflación que el gobierno
considera apropiada para la economía. La
diferencia entre la proyección y el nivel objetivo es lo que determina cómo
tiene que ajustarse la política monetaria.
La principal herramienta utilizada es la tasa de interés, ya que tasa de
inflación y tasa de interés se mueven en direcciones opuestas. Una de las mayores ventajas de una política
de inflation targeting es que combina tanto elementos de “regla” como de
“discrecionalidad”. Esta
discrecionalidad limitada permite tener un número exacto de objetivo de
inflación a largo plazo que confiere la estabilidad de una regla, pero también
tener flexibilidad para responder frente a shocks en el corto plazo. El debate regla versus discrecionalidad en
política monetaria será tema de otro post.
Qué se requiere? Los
requisitos son dos. En primera
instancia, es necesario que el banco central pueda desarrollar la política
monetaria con un grado razonable de independencia. En segundo lugar, es necesario que el
regulador pueda efectivamente y desee realmente no utilizar otros objetivos de
política monetaria, como por ejemplo el nivel de tipo de cambio nominal o el
nivel de PBI. Cuando la inflación es el objetivo y la tasa de interés la
herramienta de política, el tipo de cambio nominal será lo que tenga que ser.
Qué deberá hacer el BCRA si sigue el manual?
1. Explicitar los
objetivos cuantitativos de inflación para períodos futuros (digamos 2 a 3
años).
2. Actuar con
fuerza con todos los recursos a su alcance para comunicar y disciplinar a la
opinión pública en que cumplir con los objetivos de inflación tiene prioridad
sobre el cumplimiento de cualquier otra meta de política monetaria.
3. Influenciar a
través de las expectativas para que la toma de decisiones de los agentes
privados vaya encajonándose dentro del corredor de objetivos de inflación para
períodos futuros.
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